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Tribuna
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El persuasivo jefe de Merrill Lynch

El consejero delegado de Merrill Lynch, Stanley O'Neal, es un hombre muy persuasivo. O quizá su dureza obliga los empleados del banco de negocios a tomar en serio las recomendaciones que hace. Así lo consideraron buena parte de los ejecutivos que trabajan con él cuando O'Neal envió una carta, a principios de junio del año pasado, pidiéndoles que contribuyeran monetariamente a la campaña de reelección de George Bush. No hubo mucho más que decir. Según The Washington Post, entre los días 12 y 30 de ese mismo mes, la oficina que gestiona la campaña de Bush-Cheney recibió 157 cheques de ejecutivos de Merrill Lynch, y 20 mas de esposas de alguno de éstos. Al menos 140 de los cheques se extendieron de forma generosa, hasta el límite permitido por la ley estadounidense de financiación de partidos: 2.000 dólares.

El total conseguido en tan breve espacio de tiempo gracias a la sugerencia de O'Neal fue de 279.750 dólares, aunque en este ciclo electoral desde Merrill ya se han donado 459.050 dólares para la causa electoral de los actuales presidente y vicepresidente.

El sector financiero en total, muy beneficiado por los recortes fiscales a los dividendos y las plusvalías, entre otros, ha aportado hasta ahora a la campaña de Bush 12,14 millones de dólares. El probable candidato demócrata, John Kerry, tiene poco que hacer en ese campo, del que apenas han salido 2,7 millones para sus arcas electorales.

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