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Japón

Zara asimila la cultura japonesa

Las camisas que se venden en Japón no se empaquetan con alfileres, porque los japoneses, los consumidores más exigentes del mundo, no los aceptan. Por ello, Zara Japan, la filial de Inditex en aquel país, ha tenido que retirar los alfileres de la ropa que vende. No sólo en Japón, sino en todo el mundo, porque las prendas que se venden son las mismas en los 50 países en los que está presente la compañía y se etiquetan en el mismo lugar: A Coruña. 'Esa imposición del consumidor japonés se ha trasladado al resto del mundo como un valor añadido', explican fuentes de la compañía.

El de los alfileres es sólo un ejemplo, pero significativo, de la influencia que muchas veces ejercen las filiales sobre el resto del grupo Inditex, donde reconocen que en cada mercado aprenden algo nuevo. Pero es quizá la influencia de Japón la más reseñable por la diferencia cultural que existe entre la forma de hacer negocios en Tokio y en A Coruña.

Zara Japan se creó en 1997 y tiene ya 11 tiendas abiertas en cinco ciudades de Japón. La querencia por la moda, casi obsesiva, se palpa por las calles de Tokio, donde ir a la última no es cosa de unos pocos. Este carácter de los japoneses permite entender porqué Amancio Ortega, presidente de Inditex, optó por este lejano mercado para realizar una fuerte expansión, a través de una sociedad conjunta con el grupo nipón Bigi, al que está a punto de comprarle un 35% de su participación para hacerse con el 85%. Hoy, la filial japonesa de Inditex es una de las más rentables del grupo, junto con la italiana. Aporta más del 1% a la facturación del grupo.

Pero esta expansión no ha sido fácil. La falta de suelo y su elevado coste por un lado -hasta 300 euros por metro cuadrado se pagan en Ginza, la milla de oro de Tokio- y las diferencias culturales han creado más de un problema. 'La forma de hacer negocios, la cultura corporativa, es muy diferente en Japón', señalan en la compañía. 'Costó mucho que los japoneses entendieran la cultura de empresa de Inditex'. Las que hoy son responsables del establecimiento -mujeres todas- comenzaron hace seis años como dependientas. En ese periodo han ido promocionando mientras se empapaban de la cultura de la compañía.

Pero de la misma manera que los japoneses asimilaron la forma de trabajar de Inditex, también la firma gallega ha tomado prestadas algunas costumbres japonesas, como las reuniones niponas diarias. Estos encuentros se producen en las tiendas antes de abrir y al cerrar el establecimiento, y permiten que los empleados comenten cómo será el día, cómo ha sido y lo que queda por hacer. Esta costumbre, que une mucho a la plantilla, se está exportando a las tiendas de otros países.

La niponización de Inditex da pie a detalles curiosos. El grupo estudia exportar a otros países un sistema de bolsas de plástico que se utiliza en las tiendas japonesas para que los clientes guarden sus paraguas mojados cuando llueve.

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