S&P pone el 'rating' en vigilancia con implicación negativa y Moody's lo mantiene
El presidente de Telefónica, César Alierta, tuvo ayer mucho cuidado en destacar la solvencia financiera de su filial de Móviles y la capacidad del grupo para financiar la adquisición de las operadoras de Bellsouth sin poner en peligro el rating. Telefónica Móviles generó un flujo de caja libre de 2.184 millones de euros el año pasado y su matriz asegura que dispondrá de recursos por 7.700 millones entre 2003 y 2006 para financiar adquisiciones. Es posible que parte de esta cantidad se utilice para realizar un préstamo a su filial.
En el mercado, la operación no ha sido penalizada. Los analistas consideran que el precio pagado se justifica por el potencial de crecimiento del negocio y la Bolsa ha obrado en consonancia. Ayer, las acciones de Telefónica cerraron sin cambios, después de subir durante las dos jornadas precedentes, de forma que los títulos se revalorizan un 0,68% desde que se conoció la existencia de negociaciones.
La peor parte se la ha llevado Telefónica Móviles, aunque la caída es bastante limitada. Ayer se dejó un 0,78% y desde el anuncio de las conversaciones ha bajado un 1,32%.
Móviles cayó ayer un 0,78% en Bolsa y Telefónica cerró sin cambios
Este sentimiento de optimismo por la buena acogida de una operación que supone el desembolso de 4.731 millones de euros y, además, en Latinoamérica, se vio ayer truncado por Standard & Poor's (S&P). La agencia de calificación de riesgo ha puesto los ratings de Telefónica a corto y a largo plazo en vigilancia con implicaciones negativas, a la espera de estudiar los efectos en sus cuentas de la operación de compra.
El movimiento de S&P 'refleja la preocupación por los potenciales efectos de la adquisición en el perfil de riesgo de Telefónica, debido a las incertidumbres financieras, económicas y políticas de Latinoamérica y por las inversiones necesarias para el desarrollo futuro del negocio', explica la agencia. El veredicto de su estudio se conocerá en dos meses.
La decisión de S&P se conoció con el mercado abierto y afectó a la cotización. Moody's vino luego a tranquilizar los ánimos, con su decisión de confirmar los ratings tras la operación, pero se supo ya con la Bolsa cerrada.