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Derivados

Estrategias para asegurar activos

A medida que pasa el tiempo el valor de los activos cambia, sobre todo, el de la renta variable, y al cambiar el valor de estos activos, cambia el peso que tienen o el que se les da en las carteras. Los inversores deben decidir cómo reaccionar ante estos cambios -muchos optan por comprar y mantener o no hacer nada-; diferentes estrategias producirán distintos resultados de riesgo y rendimiento.

Las estrategias que venden renta variable cuando el mercado cae y compran acciones cuando sube equivalen a la compra de un seguro de carteras, y dentro de ellas está el seguro de carteras basado en la teoría de opciones. Estas estrategias ofrecen una mayor protección en las caídas y más potencial en las subidas que simplemente comprar y mantener, y se pueden implementar de forma sencilla usando futuros y opciones, de ahí la popularidad que han alcanzado.

Si implementamos un seguro de carteras basándonos en la teoría de opciones, lo primero que hay que hacer es especificar un horizonte temporal para la inversión y un suelo para la valoración. Calculamos el valor presente de este suelo y gestionamos la cartera con un conjunto de reglas que equivaldrían a tener calls y tesorería. El suelo se invierte en renta fija y el resto en calls. La división entre renta fija y renta variable depende mucho del tiempo a vencimiento. Un instante antes del vencimiento, esta estrategia supone invertir todo en renta fija si la inversión no supera el suelo o todo en renta variable si la inversión supera el suelo.

En cualquier momento hasta el vencimiento, mientras exista diferencia entre el valor del suelo y el valor de los activos que tenemos en la cartera, podremos invertir en renta variable. La cantidad a destinar depende de la delta de la call -que nos dará las probabilidades de ganar dinero con la opción- y el precio de ejercicio de esta call es el suelo. Cuando la renta variable cae, el delta baja y disminuye la inversión en renta variable; cuando sube, el delta aumenta y crece la proporción en riesgo; por eso, es una gestión de vender con las caídas y comprar con las subidas.

Esa inversión en renta variable se puede hacer directamente en acciones o a través de futuros (por ejemplo, sobre el Ibex) que nos posibilitan entrar y salir del mercado con rapidez. La cuantía de la inversión depende del valor del delta de la opción, delta que a su vez depende del tiempo. Por eso, al desarrollar una estrategia de este tipo para gestionar una cartera, hay que tener un horizonte temporal claro y cómo se gestionará la renovación de este horizonte.

El lado débil de estas estrategias es que no lo hacen bien en mercados volátiles y sin tendencia. En un mercado muy volátil venderíamos cuando la Bolsa cae, por lo que venderemos con pérdidas y con los precios bajos, y estaremos comprando cuando los precios suben, por lo que compramos más caro tan sólo para ver cómo después caen los precios y volvemos a vender bajo.

Sin embargo, cuando la tendencia es clara, el comportamiento de este enfoque es bueno. En las subidas cargamos paulatinamente, logrando más exposición a renta variable y haciéndolo mejor que el enfoque de comprar y mantener. En las bajadas soltamos renta variable hasta quedarnos sin nada antes de haber comprometido el suelo, por lo que la estrategia proporciona un seguro ante mercados bajistas, cosa que no hacía el enfoque de comprar y mantener.

El lado débil de esta estrategia es que no funciona bien en mercados volátiles, ya que se estaría siempre vendiendo cuando la Bolsa cae y comprando cuando sube

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