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El regreso de los seniors

La edad parece ser lo de menos. Stonecipher sustituye a Phil Condit, de 62 años, que después de ocho años como presidente del gigante de la aeronáutica y defensa estadounidense dimitió tras el escándalo ético y aseguró que lo que necesita la compañía es 'una nueva estructura de liderazgo'. Se trata, en definitiva, de rescatar a la vieja guardia para intentar recuperar la confianza de los inversores.

'Cuando ha habido grandes fracasos y las empresas están inmersas en profundas crisis, la juventud por sí misma no es un valor. Lo que se persigue es un modelo de dirección más conservador, menos agresivo', afirma Ramón Adell, vicepresidente de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), para quien la experiencia es un grado. 'Siguen los grandes principios que rigen las empresas, como es ganar dinero, ofrecer calidad, prestar servicio al cliente. Los senior lo tienen más asimilado que los jóvenes, que todo lo que saben es porque lo han leído en los libros, no han experimentado en carne propia'.

El caso del nuevo presidente de la aeronáutica no es único. Delta Airlines también ha hecho relevo: el 1 de enero de este año se retira Leo Mullin, de 60 años, y ocupan el puesto de consejero delegado, Gerald Grinstein, de 71 años y experimentado en el puesto en Western Airlines, y John Smith, ex líder de General Motors, de 65 años, que vuelve como presidente. Son los que Leslie Gaines-Ross, jefa de la oficina de conocimiento de Burson Marsteller en Nueva York, llama 'consejeros delegados bumerán' y como ella misma señala es una tendencia que se está afianzando 'porque hay muchas crisis y salidas impredecibles al frente de las empresas'.

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Y son muchos los ejemplos en esta época de ajuste tras la crisis económica. Ha ocurrido en empresas que han tenido que hacer frente a conflictos éticos como Corning o Healthsouth. Y ha sucedido en compañías con crisis económicas que necesitaban poner la casa en orden, como ha sido el caso de la propia Delta o lo fue Honeywell cuando Larry Bossidi volvió a los 66 años para sustituir a Michael Bonsignore tras fracasar la fusión con General Electric.

El regreso de estos directivos, según explica el vicedecano del Instituto de Empresa, José Luis Álvarez, se debe fundamentalmente a razones de lealtad y de cariño. 'Saben que tienen que defender la camiseta en momentos en que su equipo se encuentra inmerso en una crisis', señala Álvarez, que considera un error jubilar a directivos con 60 años. 'Tienen toda la fuerza necesaria para llevar una empresa aunque ésta atraviese por momentos difíciles'.

También hace casi dos años Patricia Russo fue contratada para dirigir Lucent pero antes que ella y durante casi año y medio fue llamado al servicio activo Henry Schacht, cuando ya tenía cumplidos los 67 años, para reemplazar a Richard McGinn de 54 años de edad. Michael Jordan, con los 66 años y la experiencia recogida en Westinghouse Electric, se olvidó del retiro para dirigir desde marzo EDS y reemplazar a Richard Brown, a quien lleva 11 años. Uno de los casos más sonados ha sido la vuelta de la francesa isla de Re, donde vivía su jubilación tras irse de Citigroup John Reed, el actual presidente y consejero delegado (eso sí, de transición) de la Bolsa de Nueva York. Reed, de 64 años, ocupa ahora el puesto de Dick Grasso, de 57, tras su forzada salida en septiembre.

'Vuelven para estabilizar el mercado, porque se confía en ellos y porque se pone en marcha con ellos un proceso de transformación', dice Gaines-Ross, ejecutiva de Burson Marsteller, quien añade que 'no van a estar necesariamente más que una media de dos años, pero tienen que demostrar al mercado que pueden empezar desde el principio, que saben hacerlo, que conocen a la gente de la empresa y que el consejo confía en ellos'. Esta consultora admite lo valioso que es además la agenda de muchos de estos consejeros bumerán, 'conocen a las personas que necesitan ser conocidas', aunque rápidamente asegura que la cuestión fundamental es la confianza.

La tendencia es llamativa porque fuera de las empresas y a pesar de que por razones económicas (por la caída de la Bolsa donde muchos tienen invertidas sus pensiones y sus fondos de inversión) y de salud (se vive más y mejor), aunque muchos empleados americanos quisieran seguir se les anima a que tomen el retiro a los 65, si no antes, sobre todo porque cuanto más mayores son más cuestan a las empresas. Según el presidente de la organización de jubilados de Estados Unidos, AARP, William Novelli, el 80% de los hijos del baby boom esperan seguir trabajando más allá de los 65, por el dinero o porque les gusta. Interesante, en este sentido, es recordar la historia de Don Hewitt, productor ejecutivo del programa de la CBS 60 minutos, a quien a principios de año consiguieron jubilar con 80 años.

Aún hay ejecutivos que no necesitan volver del retiro porque no se han ido. Warren Buffett, con 72 años, es uno de ellos. Muchas empresas conocidas por su impronta más juvenil, como las tecnológicas, están viendo cómo sus consejeros delegados ya no son los chicos que eran. Larry Ellison, de Oracle, tiene 57 años y Barry Diller, de Interactive Corp, ya tiene 61 años.

Hay ejecutivos que no necesitan volver del retiro porque no se han ido. Es el caso de Warren Buffett, de 72 años, al frente de Berkshire Hathaway

Roberto Colaninno: Presidente de Piaggio. La osadía de quien no monta en moto

No importa que el nuevo presidente del fabricante de motocicletas Piaggio haya cumplido 60 años y jamás haya montado en moto. La reputación de Roberto Colaninno y su fama para saber enfrentarse a retos difíciles le ha llevado a la cúpula del fabricante italiano de marcas como Piaggio, Vespa o Derbi, compañía con una deuda de 600 millones de euros y unas pérdidas netas de 120 millones de euros.Colaninno está acostumbrado a enfrentarse a retos difíciles. En 1996 aterrizó en Olivetti y la convirtió en una de las empresas más fuertes del sector de las telecomunicaciones. El ex número uno de Telecom Italia es conocido por ser uno de los empresarios más dinámicos y entusiastas de Italia. A pesar de saber poco de motos y de decir que el olor de la gasolina y el sonido del motor las hacen fascinantes, de lo que sí sabe es de planes de reestructuración.Jamás tira la toalla. Es perseverante. Intentó, sin éxito, convencer a la familia Agnelli de que tenía un plan para sacar adelante a Fiat. No lo consiguió, pero lejos de amilanarse, ya tiene en marcha un plan industrial para sacar del bache a Piaggio y colocar a este grupo italiano en beneficios. Como no le tiene miedo a nada, su gran apuesta es el mercado asiático. Colaninno siente pasión por India y allí es donde pone la mirada. De hecho Piaggio tiene una planta de fabricación en Nueva Delhi.

John Smith: Presidente de Delta Airlines. Salir de la crisis con diálogo y en equipo

La jubilación le ha durado poco a John (Jack) Smith. En el año 2000 se jubiló de General Motors después de ocho años en la presidencia de la compañía automovilística estadounidense, a la que sacó de una profunda crisis. Ahora, con 65 años, llega a la presidencia de Delta Airlines, compañía aérea con enormes pérdidas y una crisis abierta por la oposición de sus pilotos a los ajustes de costes diseñados por la empresa.No es la primera crisis a la que se enfrenta Smith. De su paso por General Motors se recuerda, entre otros, el recorte de plantilla, sobre todo en las oficinas centrales, la fusión de varios departamentos para reducir costes, así como la idea de desarrollar un programa para el diseño de nuevos vehículos. Smith fue educado para cosechar éxitos. Nació en Worcester (Massachusetts), en una familia de origen irlandés, católica y dedicada al negocio de los helados. De pequeño dicen que jugaba con sus hermanos al Monopoli.Nada más acabar la carrera de Administración de Empresas, se incorporó en 1961 a General Motors, donde desarrollaría una exitosa carrera. Le encomendaron la tarea de reflotar la división europea de la compañía y lo consiguió con nota. Volvió a casa y tuvo que pasar el mismo examen en la filial de Detroit. Es uno de los ejecutivos más respetados de Estados Unidos y si por algo se caracteriza es por su capacidad de diálogo, incluidos los sindicatos. Le gusta trabajar en equipo.

Harry Stonecipher: Presidente de Boeing. Recuperar la reputación perdida

'Usted tiene 67 años, ¿va a ser un presidente de transición?'. Antes de hacerle la pregunta, la periodista de la CNBC le había pedido a Harry Stonecipher, nuevo presidente de Boeing, a las pocas horas de acceder al puesto que, por favor, no se tomara a mal la pregunta. Y no lo hizo. En presencia del saliente Phil Condit, cinco años menor que él, Stonecipher respondió que de ninguna manera, que había aceptado el trabajo para quedarse y que tenía ganas de hacerlo y trabajar con planes de largo plazo.Tiene un difícil reto por delante: devolver a Boeing el prestigio perdido después del escándalo originado por la actuación y el posible tráfico de influencias de la compañía en la licitación de contratos millonarios con el Pentágono. Stonecipher, de 67 años, deja su retiro dorado para asumir, tal vez, la mayor tarea encomendada desde que comenzara su carrera hace 47 años como técnico de laboratorio en General Motors.Tras licenciarse en Físicas en la Universidad Tecnológica de Tennessee, se incorporó a la división de General Electric. Pasó por la empresa de diseño de alta tecnología para el mercado aeroespacial e industrial Sundstrand y por McDonnell Douglas. El primer objetivo: limpiar la imagen de Boeing ante el Pentágono. Cuenta con buen cartel en los mercados financieros y sabe que 'tiene que restaurar la reputación con ese gran cliente llamado Gobierno de los Estados Unidos'.

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