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Informe

Iberdrola ataca a Endesa por sus tesis sobre Kioto

La batalla entre las dos grandes compañías eléctricas se recrudece. Iberdrola está dando los últimos toques a un informe que presentará públicamente en enero y con el que pretende desmontar los argumentos de Endesa contra la directiva europea sobre reducción de gases de efecto invernadero basada en el Protocolo de Kioto. El informe, en el que está colaborando la consultora Mckinsey, desgrana la tesis ya conocida que la compañía mantiene desde hace tiempo: que sustituyendo el carbón (de importación) por el gas se pueden reducir las emisiones de CO2 un 60%.

Frente a los cálculos pesimistas ofrecidos por Endesa en un informe propio que ha dado a conocer en determinados círculos, y en el que estima un crecimiento del coste de la electricidad del 7% anual hasta 2012, Iberdrola asegura que 'este efecto será nulo'. Sin embargo, para la compañía que dirige Ignacio Sánchez Galán, 'los costes medioambientales deben ser considerados unos costes más de la producción'. Además, con la desaparición de la moratoria nuclear (en 2007) y de los CTC, las compañías 'van a liberar recursos importantes que pueden destinar a los costes medioambientales'. En definitiva, 'Kioto cabe perfectamente en el actual modelo de tarifa', señalan.

En su informe, Endesa reclamaba para el sector eléctrico derechos de emisión por 290 millones de toneladas de CO2' en el periodo piloto de 2005 a 2007 fijado por la directiva. æpermil;sta sería, según la eléctrica que preside Manuel Pizarro, 'la cantidad necesaria para cubrir la demanda creciente que prevé el Plan de Infraestructuras'. Teniendo en cuenta un coste de 20 euros por tonelada, en Iberdrola consideran 'que Endesa sólo busca ganar tiempo, hasta que construya los ciclos combinados que anunció recientemente y conseguir hasta entonces una subvención de 5.800 millones de euros'.

Más derechos a la industria

Frente a estas reclamaciones, Iberdrola propone que los derechos de emisión se asignen 'preferentemente' al resto de los sectores industriales afectados para que se pueda mantener el crecimiento económico. Y así lo argumentan en la compañía: 'Hay sectores que, como el eléctrico, tienen tecnología alternativa y otros, como el cementero, que no. Así, cuantos más derechos se den a unos sectores menos tendrán los otros. Nosotros hacemos una propuesta solidaria hacia sectores con menor capacidad tecnológica para reducir las emisiones que, además, son grandes clientes nuestros'.

Para las compañías eléctricas en concreto, Iberdrola pide que la asignación de derechos se haga incentivando la reducción de emisiones contaminantes y la internalización de los costes medioambientales. En definitiva, 'que se den derechos a la producción actual y futura, pero no a la producción histórica'.

Frente a las tesis de Endesa sobre las inversiones 'innecesarias' que tendría que afrontar el sector y el mayor coste del combustible, Iberdrola, que se opone al reconocimiento de derechos históricos, también rebate. 'Las inversiones en ciclos combinados están previstas en el Plan de Infraestructuras, no se acaban de inventar'. Además, 'las centrales de carbón ya están amortizadas, tienen una vida media de 26 años'.

Sobre el argumento de Endesa de la mayor volatilidad del precio del gas, Iberdrola pone encima de la mesa el mayor encarecimiento del carbón. Además, si se le añade a partir de ahora el coste de los derechos de CO2, 'su competitividad es relativa'. Según los datos que recoge el informe, un kwh de carbón emite casi un kilo de CO2; un kwh de fuel, 750 gramos y el de gas, 350 gramos.

Respecto a los perniciosos efectos que augura Endesa para la economía española si se aplica estrictamente Kioto, Iberdrola considera que no es posible medir las emisiones en porcentaje del PIB ni en renta per cápita. 'Es una trampa, porque la estructura del PIB de cada país es muy diferente: ¿cuántos debería recibir China en función de su renta per cápita', señalan. Y añaden: 'En el peor de los escenarios, si hubiera que comprar 500 millones de toneladas (unos 500 millones de euros en 2010) sería el 0,05% del PIB previsto para ese año.

Lo que propone

Sustituir el carbón de importación por gas reducirá un 60% el CO2.Asignar más derechos de emisión a la industria que a las eléctricas.Que estos derechos se den a las que menos contaminen y sin reconocimiento de los derechos históricos.

Una lucha por el liderazgo eléctrico

El informe que está ultimando Iberdrola para dar cuerpo a su posición sobre el Protocolo Kioto, parte del convencimiento de que la reducción de emisiones de CO2 'es algo irreversible' y que la directiva comunitaria seguirá adelante aunque no prospere dicho protocolo. En este sentido, los responsables de Iberdrola no entran 'a valorar la negociación realizada por el Gobierno', pero señalan que el de Endesa 'pone en entredicho la calidad de esta negociación'.Respecto a dicho informe, que fue suscrito también por Fenosa, Cantábrico y Viesgo, en Iberdrola puntualizan que no han sido invitados a participar, 'ni nosotros ni los nuevos operadores', por lo que no representa al sector eléctrico, sino 'sólo a un grupo de empresas'.Sobre la base de que es posible cumplir con Kioto sustituyendo el carbón de importación (un 80% del total) por ciclos combinados y renovables, la posición de Iberdrola ha alterado sus relaciones con las demás empresas del sector, con un mayor parque de carbón.La metamorfosis propuesta por Iberdrola se saldaría en 2010 con un crecimiento de la producción del 30% y una reducción de las emisiones de CO2 en el mismo porcentaje. En la compañía que dirige Ignacio Sánchez Galán dicen atenerse a lo que plantea el Plan de Infraestructuras y, de hecho, la propia Endesa anunció inversiones de ciclos combinados de 4.000 MW hasta 2007. 'Si es tan caro el gas frente al carbón como dice en Endesa, ¿por qué plantean ahora estas inversiones?', se preguntan. Sus responsables recuerdan que Iberdrola puso en marcha un plan de inversiones de 9.000 millones de euros, de las cuales, ya se han ejecutado 6.000 millones.Y en medio de esta lucha por el liderazgo en el sector eléctrico, muchos se preguntan si será este Gobierno, o el que resulte de las elecciones, el que lidie con la dura tarea de aprobar el plan de asignaciones.

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