El euro toca el máximo histórico al superar 1,20 dólares
Es un tanto paradójico que mientras la mayor parte de los comentarios de analistas sobre Bolsa aluden a la debilidad del dólar como un riesgo para el mercado de acciones, coincidan en el tiempo los mínimos de la moneda con los máximos de la mayor parte de los índices mundiales.
El dicho 'dólar fuerte, Bolsa fuerte' se ha ganado la fama gracias, sobre todo, a que la confianza en la economía de Estados Unidos es confianza tanto en el dólar como en las acciones de Wall Street. Por esta razón, y dejando de lado las complejas relaciones causa-efecto, lo cierto es que ambos activos suelen ir de la mano. Y, de hecho, aún lo hacen en el más corto plazo, esto es, en la operativa intradiaria. Pero en el medio plazo, y como demuestran los niveles actuales, no es así.
La permanencia de las Bolsas en zona de máximos es hasta cierto punto engañosa pues, más que estar en estos niveles, se han quedado en ellos. El mercado ha perdido cualquier estímulo a la compra o a la venta y ha dado la casualidad de que ha alcanzado a los mercados en zona de máximos, zona en la que llevan varias semanas.
Las razones de esta parálisis son ajenas a los mercados europeos. El primero es la alta valoración de la renta variable de Estados Unidos. Por eso no se dan por aludidos ante las señales de reactivación económica. Aunque ésta sorprenda por lo positivo, todo tiene su precio, y a medida que aumenta el PER del S&P 500, aumentan las probabilidades de un tropezón. Así, a la hora de plantearse la elección entre rentabilidad y riesgo, buena parte del mercado entiende que no compensa mojarse más de la cuenta.
El segundo motivo, ya citado, es el peligro de que la caída del dólar se acelere y termine condicionando los flujos transnacionales de capital hasta el punto de que los precios de los activos -Bolsa y, sobre todo, bono- se resientan y se entre en una espiral bajista.
Dividendos y fusiones
Saneados los excesos de la época de la burbuja, las empresas disponen de crecientes cantidades de flujos de caja liberados, algo que, independientemente de las muy opinables posturas sobre la solidez de la recuperación económica y de los mercados, es una buena noticia para el accionista. Según Bloomberg, la rentabilidad por dividendo de las empresas del Ibex es del 2,88%. Este nivel está alrededor del 1,5% por debajo del tipo de interés de los bonos de referencia, nivel que superan numerosas compañías del continuo. Gas Natural, por ejemplo, lo aumentará en un 25%.De igual modo, esta disponibilidad de dinero en la caja permite también la proliferación de operaciones de compra de compañías, es decir, opas y adquisiciones. En estos casos, la ventaja para el accionista es más aleatoria, pues quien tiene el dinero no siempre sube en Bolsa, pero es, en todo caso, un incentivo al accionista.