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CincoSentidos

Premio Turner, el arte de la provocación

Cada año por estas fechas se forma en Londres el mismo revuelo. El Premio Turner, organizado por la Tate Britain y dotado con cerca de 30.000 euros, parece guiarse por la controversia a la hora de elegir a los artistas candidatos. Pero controversia es un término demasiado suave para los críticos más airados que califican las obras finalistas como 'broma nacional' y 'basura conceptual'. Otros, en cambio, ven conceptos filosóficos y metafísicos en las obras.

Sea como fuere, la gente se apretuja en largas colas para ver la exhibición que se prolongará hasta el 18 de enero y que se anuncia con el lema 'juzgue por usted mismo'. Este año los favoritos son los hermanos Jake y Dinos Chapman, los chicos malos del BritArt, que exhiben obras como la escultura Sex 2003, una reproducción de una de las más brutales escenas de Los desastres de la guerra de Goya. Los Chapman ya habían hecho otra interpretación del mismo grabado, pero en esta ocasión no hay cuerpos sin vida sino esqueletos putrefactos llenos de gusanos.

Los materiales utilizados proceden de tiendas de broma y de equipamiento médico de los que se ha hecho moldes de bronce. Según Katharine Stout, organizadora de la muestra, se trata de una aproximación gótica a la muerte, llevada al extremo de lo absurdo. Otra de las obras de los hermanos es una escultura en bronce de dos muñecos hinchables en una escena de sexo oral titulada Death (Muerte), que, en opinión de Stout, alude al binomio de Eros y Tánatos, a la identificación del acto sexual con el final de la vida.

Los subversivos Chapman rematan el, para algunos, sacrilegio cometido contra la obra de Goya, pintarrajeando caras de payaso y monigotes en los grabados de Los desastres de la guerra.

Anna Gallaccio es otra de las nominadas con sus instalaciones en las que usa materiales perecederos como cuadros de flores que se marchitarán y caerán durante la exposición. Su obra, dice Stout, apela a los sentidos y a los impulsos de vida, muerte, deseo y repulsión.

Trozos de vaca y camas deshechas

El Premio Turner ha cumplido 20 años envuelto en la polémica. Pero cada vez son menos los que se escandalizan y hasta se puede ver a familias con niño en cochecito contemplando la exposición no recomendada para menores. La sociedad británica parece haber asimilado la provocación y subversión de las obras nominadas con más naturalidad que los críticos de arte.Entre los ganadores pasados destaca Damien Hirst, que en 1995 se llevó el premio con una vaca y una ternera cortados y conservados en tanques de formol. En 1999 Tracey Emin ganó con una instalación titulada My Bed, una cama deshecha, rodeada de desperdicios y botellas en la que la artista había pasado una semana borracha y enferma. Este año concurre el irlandés Willie Doherty con un vídeo en el que un hombre corre por un puente en la dividida ciudad de Londonderry. Otro nominado es Grayson Perry, que expone jarrones pintados con motivos sobre el abuso infantil.

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