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Crónica de Manhattan

Bush vuelve a la Onu

El presidente George Bush no encara la semana con las mejores esperanzas. El martes tiene cita en la sede de Naciones Unidas, una organización que dijo que devendría irrelevante si no autorizaba su campaña bélica en Irak. Bush y otros líderes mundiales se encontrarán en este foro en la apertura de la Asamblea General, y en el ánimo del presidente está impulsar una resolución que facilite la llegada de más dinero y más tropas internacionales para la posguerra iraquí.

Pero la semana pasada desde Camp David, Bush decía que no esperaba tener el consenso suficiente antes de reunirse con los presidentes de Alemania y Francia, para que la resolución saliera. Tender puentes no es el fuerte del presidente, y franceses y alemanes están en la otra orilla pidiendo que la soberanía de Irak vuelva a manos de los iraquíes rápidamente además de un papel central de la ONU en la posguerra tal y como escribía Schröder en The New York Times el viernes pasado.

Hasta dónde quiera ceder Bush es una incógnita, pero realmente necesita la ayuda internacional, porque en su propia casa ya empieza a tener las manos atadas.

La semana pasada presentó ante el Congreso la petición de 87.000 millones para reconstruir Irak, Afganistán y para las operaciones del Pentágono. No hay que ir a las filas demócratas para palpar el descontento. Incluso los republicanos aseguran que van a mirar con lupa las partidas de estos millones, aunque con toda probabilidad y a falta de mejor alternativa lo aprobarán.

Pero los americanos ya no lo tienen tan claro. El Times decía que la mayor parte de los que acabarán pagando la guerra en Irak no vieron el discurso del domingo por la noche de Bush 'porque sus padres ya les habían mandado a la cama', haciendo referencia a los profundos agujeros en el déficit que deja esta campaña y la carga a futuro que esto implica.

Para los actuales contribuyentes fue el popular showman David Letterman, quien editorializó con su sarcasmo. 'El presidente ha pedido al Congreso 80.000 millones para reconstruir Irak. Cuando escriban el cheque, acuérdense de que Halliburton se escribe con doble ele'. La ocurrencia de Letterman se refería a las conexiones de esta empresa con la Casa Blanca. El vicepresidente Dick Cheney dirigió Halliburton, una empresa que ha ganado sin concurso contratos por valor de 1.700 millones en Irak. Seis de cada diez americanos están en contra de conceder los 87.000 millones al presidente según una encuesta de Washington Post y ABC News.

Mientras en Irak siguen perdiendo la vida soldados americanos y en todos los periódicos se leen crónicas sobre el caos de este país y Afganistán. Adicionalmente siguen sin aparecer las armas de destrucción masiva, pero lo más relevante es que además Bush, Cheney y el secretario de defensa, Donald Rumsfeld, han dicho que no tienen constancia de que Sadam Husein tuviera que ver con los atentados del 11-S, aunque el 70% de la población crea lo contrario. Probablemente sea porque desde la administración así se dio machaconamente a entender haciendo que la campaña de Irak fuera el primer frente contra el terrorismo. El senador demócrata Edward Kennedy, uno de los 23 que votó contra la autorización del uso de la fuerza contra Irak, dice que la justificación para esta guerra fue un fraude 'hecho en Tejas'.

Esta vez, Bush necesita ser más convincente en la ONU que lo que ha sido en casa.

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