La Bolsa de Nueva York busca presidente y acelera su reorganización
Grasso cobró un sueldo millonario como presidente y unos pagos diferidos multimillonarios, ganados en sus 35 años en la Bolsa. El mayor parqué del mundo, además de elegir sustituto, debe revisar su estructura y la composición del consejo que autorizó esos pagos. El clamor popular y editorial que tanto hizo por finalizar la carrera de Grasso cuatro años antes de lo estipulado en su renovado contrato pide ahora la reforma de éste. Y el presidente de la SEC, William Donaldson, dijo ayer que 'el primer nivel de responsabilidad es del consejo'. Por eso ayer se esperaban dimisiones, incluso la del consejo entero.
Los vicepresidentes Robert Britz y Catherine Kinney llevarán el día a día de la Bolsa de forma interina mientras se nombra sustituto. No hay oficialmente un comité de búsqueda de candidato, tras rechazar el gobierno interino el abogado Larry Sonsini. Dos de los nombres que se barajan, eternos candidatos, no aceptarían. Uno es Robert Rubin, ex secretario del Tesoro con Clinton ahora en Citigroup. Rubin ya ha dicho que se sale de las quinielas. El otro es William McDonough, presidente del comité de vigilancia de auditorias de la SEC.
Se barajan los nombres de Donald Marron, ex presidente de Paine Webber; Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal, y el ex presidente de la SEC, Arthur Levitt. Algunos en el parqué han sugerido el nombre del inversor Warren Buffett.
Pero el consejo, además, ya se ha comprometido, antes de la dimisión, a reformar el gobierno de la institución. 'En las próximas semanas concluiremos el trabajo de nuestro comité especial de gobierno', dijo Carl McCall, presidente de dicho comité junto con el ex colaborador de Bill Clinton, Leon Panetta.
El consejo tenía previsto reunirse ayer, después del cierre de esta edición, así como se reunirían también los especialistas con algunos directores para hacerles llegar sus críticas y presionar para aumentar su poder en el consejo de administración.
Los poderes regulatorios, a debate
La reforma del gobierno corporativo es la asignatura pendiente de la mayor Bolsa del mundo. El organismo, que tiene poderes regulatorios, está bajo la lupa de la SEC. Su presidente y predecesor de Grasso en la Bolsa, William Donaldson, aseguraba el miércoles por la noche que 'el asunto del salario del presidente, con ser una importante pieza, era sólo uno' de los que le preocupaban. Donaldson, que cree que el primer nivel de responsabilidad por lo ocurrido es del consejo, tendrá junto con el Congreso la última decisión sobre la reforma que se estudia en Wall Street.Lo que se espera de la reforma que ahora se estudia internamente en el consejo es el cambio de la estructura de éste, ahora compuesto en buena medida por las empresas que regula, la modernización del sistema de contratación de la Bolsa y la posible división de los puestos de presidente y consejero delegado, y las decisiones regulatorias y de negocio del mercado.Lo más audaz pasa por la salida al mercado del propio organismo, algo por lo que abogan un buen número de sus miembros y que se estudió por Grasso para ser desestimado en parte, porque hubiera supuesto una merma de su poder al tener que perder su poder autorregulatorio. Ello le forzaría, además, a poner en práctica una política de gobierno más transparente. Pero, si esas anacrónicas facultades regulatorias y autorregulatorias se pierden, se perdería una importante ventaja competitiva de este mercado sobre los demás del mundo.