Las tarifas de las empresas privatizadas frenan el acuerdo de Argentina y el FMI
Kirchner y sus colaboradores han afirmado que el acuerdo con el Fondo está prácticamente asegurado. Fuentes gubernamentales dijeron este fin de semana que las autoridades del organismo de crédito darán a conocer 'en breve' un comunicado en el que anunciaron este consenso.
'Vamos a fijar el superávit fiscal primario en el 3% (del PIB) para 2004', dijo Kirchner el viernes pasado. Sin embargo, advirtió que el FMI 'no tiene que estar haciendo lobby para determinados grupos empresarios', en alusión a la exigencia del Fondo para que Argentina se comprometa a aumentar las tarifas de las compañías de servicios públicos privatizados, controlados en su mayoría por grupos europeos.
Buenos Aires debe pagar mañana 2.900 millones de dólares de un vencimiento de sus deudas con el FMI. Fuentes cercanas al ministro de Economía, Roberto Lavagna, dijeron que el pago sólo se hará efectivo si hay acuerdo. En caso de que éste se demore unos días, el monto adeudado no será cancelado con reservas del país.
Las fuentes del Gobierno confían en que hoy habrá anuncio del Fondo, ya que ambas partes han consensuado un borrador de carta de intención que contempla un superávit fiscal primario del 3% para el año próximo, dejando en blanco la meta para 2005 y 2006. El Gobierno no quiere poner en cuestión la recuperación económica y el actual ritmo de crecimiento del 6% anual de la economía, y el FMI quiere evitar, por indicación de Washington, una nueva crisis financiera.
Deuda y tarifas
Pero 'el Gobierno no acepta metas de reformas estructurales', dijo un alto cargo argentino. Lo que significa que Argentina se niega a incluir un compromiso y un porcentaje concreto de aumento de las tarifas de las privatizadas. Otras fuentes aseguran que el Fondo ya ha aceptado un 'compromiso verbal' de que habrá un incremento, pero sin fecha ni monto.
Pero dos cosas ponen en duda que sea así: por un lado, las declaraciones de Kirchner pidiendo al organismo que no favorezca a empresas privadas y, en segundo lugar, la falta de una comunicación oficial desde el propio FMI. Ayer mismo, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, ratificaba la decisión de 'no aumentar las tarifas' y recordaba que Kirchner 'tiene una postura tomada' que 'va a sostener'. Sin embargo, Fernández dijo también que 'es imperioso' firmar 'lo más rápido posible' el acuerdo, 'ya que el país necesita 'actualizar créditos del Banco Mundial y del BID que van atados de la mano'.
La semana pasada, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley para compensar parcialmente a la banca de sus pérdidas tras la devaluación de enero de 2002, una exigencia del Fondo para acceder a un acuerdo. Las metas fiscales y monetarias también han sido acordadas. El Ejecutivo argentino, incluso, estaría dispuesto a ampliar la ayuda a los bancos por medio de un decreto.
Pero la cuestión de las tarifas parece un tema en el que Kirchner no quiere ceder a pesar de las presiones de España, Alemania, Francia e Italia. En principio, la negativa es el producto del temor del Gobierno a perder el vasto apoyo popular del que goza, ya que la población está en contra de un incremento de esos precios. Máxime en una fase en la que Kirchner quiere armarse de una base política amplia de la que actualmente carece. Al respecto, el presidente dijo el viernes que desearía tener 'mucho más poder para hacer las cosas más rápido'.
Algunos analistas creen que el acuerdo se concretará, pues EE UU y el FMI no velan por los intereses europeos y priorizan la estabilidad de Argentina para no arriesgar una nueva crisis que afectaría a Brasil y a los mercados internacionales. Kirchner pide tiempo y Washington se lo concede.