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Tribuna
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Objetivos de EE UU para Cancún

Nos encontramos al final del proceso de preparación en Ginebra de la Conferencia Ministerial que tendrá lugar del 10 al 14 de septiembre en Cancún, México, en la que los ministros de Comercio se reunirán para encaminarse hacia la conclusión en 2004 de las negociaciones lanzadas en Doha, Qatar, en 2001.

Todavía hay conferencias y discusiones en curso, pero a efectos prácticos estamos al final del proceso. Ahora la atención se centra en pasar a nuestra responsabilidad colectiva en Cancún. Y el interés es muy grande: para la OMC, como organización, para la economía mundial y para las economías individuales. Así que el mensaje de EE UU a sus interlocutores comerciales es que, dado que el interés es muy grande, necesitamos apuntar alto en nuestras aspiraciones, en nuestras ambiciones. EE UU trabajará con otros países para lograrlas.

A medida que se acerca Cancún, los objetivos de EE UU siguen siendo los mismos, es decir, buscar un alto nivel de apertura de los mercados y la expansión del comercio para todos los países. La razón es que creemos que es el mejor modo de fomentar el crecimiento y el desarrollo y de ayudar a reducir la pobreza. Y, con franqueza, cuando consideramos los diferentes países, EE UU es prácticamente el único que defiende una gran ambición en todas las áreas del comercio.

Por ejemplo, si miramos la agricultura, nuestra propuesta es muy ambiciosa. Pero, obviamente, la UE no tiene gran ambición en cuanto a la agricultura. La UE tiene mucha en el acceso al mercado no agrícola y a los servicios. Pero nosotros también; tenemos la propuesta sobre el acceso al mercado no agrícola, que es muy ambiciosa. Y hemos hecho ofertas y pedido concesiones en el sector servicios a todos los países.

Brasil tiene ambición en la agricultura, pero no en el acceso al mercado o en los servicios. India la tiene en los servicios, pero no en agricultura o acceso al mercado no agrícola. Así que creo que EE UU es prácticamente el único gran defensor de todas estas áreas del comercio.

Otro aspecto de nuestro enfoque es que, en este contexto de gran ambición, buscamos soluciones concretas para sensibilidades concretas y para los problemas de adaptación a los que se enfrentan los países en desarrollo. Nuestra filosofía es ser ambiciosos y después disponer de la flexibilidad que se necesite para ajustar las necesidades de adaptación del desarrollo, en vez de tomar un mínimo denominador común, ajustando las sensibilidades o los problemas de adaptación más serios y aplicándolo después en todo el espectro de países y productos. æpermil;sta es nuestra filosofía general.

Quisiera comentar algunas cosas sobre los países en desarrollo, dado que dominan en número en la OMC. Buscamos la adaptación de sus necesidades en el sistema de comercio único. No queremos un sistema dividido en dos o en tres. Esto significa que para algo como la eliminación de los aranceles aduaneros deberíamos utilizar una única metodología para todos los países, pero tener cierta flexibilidad para ajustar las sensibilidades y los problemas de adaptación en los países en desarrollo, en lugar de tener dos fórmulas o enfoques distintos. Es sólo un ejemplo de lo que hacemos para reforzar el sistema de comercio único.

Aunque existe un debate acerca de la diferencia entre norte y sur, es mucho más complicado que el modo tradicional de considerar la división norte-sur. Si examinamos las coaliciones, veremos cada vez más que son una mezcla de los intereses de los países desarrollados y los en desarrollo, ya sea en agricultura o en otros asuntos, las negociaciones sobre los aranceles aduaneros o el hecho de facilitar el comercio. No se trata de una clara división norte-sur. Algunos países en desarrollo y algunos desarrollados tienen interés en uno o más asuntos y otros no.

No se trata, y éste es otro aspecto, quizá más importante, de un modelo tan simple como desarrollado contra en desarrollo; entre los países en desarrollo existen necesidades de flexibilidad muy diferentes. Si hablamos con sus delegaciones sobre algo como la eliminación de los aranceles aduaneros o la negociación de éstos, unos buscarán un tipo de flexibilidad y otros otra.

El último punto tiene que ver con la declaración del presidente del Consejo General y nuestra reacción a la misma. Nuestra reacción es que esa declaración no alcanza el nivel de ambición que pensamos que se esperaba de Doha y que creemos que es necesario para estimular el crecimiento y el desarrollo económicos y la reducción de la pobreza, especialmente las partes de la declaración relacionadas con el acceso a los mercados agrícola y no agrícola.

Dicho esto, la declaración sirve de vehículo para transmitir a los ministros el estado en que se encuentra el desarrollo de estos diferentes puntos de las negociaciones y confiamos en que el presidente, cuando presente el documento a los ministros, identificará las decisiones clave que han de tomar.

A este respecto, quisiera alabar a Carlos Pérez del Castillo, presidente del Consejo, embajador de Uruguay, por el resultado del documento que ha producido, que es claramente el centro de atención para organizar nuestro trabajo para la Conferencia Ministerial y que creo también que será el documento organizador en Cancún.

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