Telefónica pide ayuda al Gobierno para evitar más despidos
La subida de la cuota de abono aprobada por el Gobierno para 2004 no será suficiente. En un mercado de ingresos a la baja, altamente competitivo, atacado por el móvil y que requiere fuertes inversiones en banda ancha, Telefónica de España considera imprescindible 'un cambio en el modelo' y es competencia del Gobierno fijar este nuevo escenario.
Las modificaciones tienen que venir por varias vías. Y la primera, según Julio Linares, es no penalizar a las compañías que han tomado medidas de saneamiento. En este argumento se enmarca el expediente de regulación de empleo (ERE) anunciado en primavera por Telefónica de España, que prevé la salida de 15.000 trabajadores en cinco años. Los costes para la operadora rondarán los 3.750 millones de euros y los irá dotando año a año, en función de las adhesiones de los trabajadores.
La contribución de los reguladores tendrá que venir, en este caso, vía precios de interconexión. Telefónica quiere que los costes del ERE se incluyan en la contabilidad con la que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) fija cada año las tarifas que le pagan a la operadora dominante las nuevas telefónicas por usar su red. Si el ERE se incluye, los costes de Telefónica suben; y como los precios de interconexión están orientados a costes el resultado final será más beneficioso para el ex monopolio.
Telefónica está poniendo todo su empeño en convencer al Gobierno y al regulador de la necesidad de incluir el ERE en la contabilidad de costes, entre otras cosas, porque en la última regulación no lo consiguió. Si no se hace, insistió Linares, toda la eficiencia que se logre en Telefónica se trasladará a los competidores, los problemas financieros volverán a aparecer y se haría necesario un nuevo plan de recorte de empleo, aseguró durante su intervención en el curso de telecomunicaciones de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Otro punto candente es el servicio universal. Linares cifró ayer en 271 millones de euros el coste neto en 2001 de llevar el teléfono a todos los puntos de España, independientemente de su rentabilidad, y de subvencionar la cuota de abono a los menos favorecidos. A ello habría que añadir la obligación que tiene la operadora dominante de disponer de cabinas en sitios donde el consumo no compensa los gastos de mantenimiento y, en el futuro, la inversión requerida para incluir Internet en el servicio universal.
Sólo el coste de 2001 representa los gastos de personal de 5.300 empleados, resaltó Linares. El presidente de la filial de telefonía fija de Telefónica no sólo quiere que el servicio universal se reparta entre todos los operadores; también reclama al Gobierno que apruebe cambios en el modelo que permitan reducir la factura total.
El último punto de peticiones al Gobierno se refiere a todo el entramado regulador que, según Linares, ha supuesto una penalización para Telefónica y ha llevado a la compañía a ser el ex monopolio europeo que más cuota ha perdido en 2002. Entre estas medidas se encuentran la paralización de productos innovadores, como Imagenio; los problemas para aprobar descuentos, y los cambios introducidos en la preselección.
La subida de la cuota, beneficio para los que invierten
Al presidente de Telefónica de España, Julio Linares, le tocó ayer contestar a las duras críticas emitidas la víspera por el máximo responsable de Auna, Luis Alberto Salazar-Simpson, a la decisión del Gobierno de permitir al ex monopolio la subida de la cuota de abono. Y Linares atacó donde más duele, en las inversiones.El presidente de la filial de telefonía fija de Telefónica mostró su extrañeza por la actitud de Salazar, puesto 'que esta medida beneficia a las empresas que invierten en red, porque les permite rentabilizar los desembolsos'. Puesto que Auna tiene ahora un fuerte peso del cable y se vanagloria siempre de haber desplegado una auténtica red alternativa, la postura adoptada ahora 'hace dudar de que realmente esté invirtiendo'.Linares rehusó explicar cuánto tendrán que bajar los precios de las llamadas para compensar la subida de la cuota y que el resultado final sea cero. Con todo, recordó que antes tiene que ejecutar la rebaja de tarifas obligada por el Gobierno para este año. El recorte global será del 2% y se materializará en octubre, pero aún no se ha decidido en qué cuantía y segmentos del tráfico se aplicará. El recorte está pendiente de los precios de interconexión de las llamadas de fijo a móvil, que dependen de la CMT. Según fuentes del sector, el regulador forzará en las próximos semanas una rebaja del 5% en la tarifa que cobran a las compañías de telefonía básica por terminar llamadas en la red celular y este será el porcentaje que Telefónica trasladaría a los clientes finales.
La cuota de mercado se reduce al 80%
Los competidores de Telefónica consideran desproporcionada la cuota de mercado que todavía conserva el ex monopolio. Para la operadora dominante, sin embargo, la percepción es distinta. Linares aseguró ayer que la pérdida de cuota se está acelerando en lo que va de año y que ya ha cedido tres puntos.Esto significaría un dominio del mercado a mitad de año medido por ingresos de tráfico del 80%, que cae al 75% si se tienen en cuenta todos los servicios de telefonía y no sólo los que contabiliza la CMT. Desde el inicio de la liberalización, por tanto, Telefónica ha perdido un cuarto de la cuota a manos de sus competidores.Esta situación no sería preocupante, añadió Linares, si no fuera porque se trata de un mercado que no crece y donde el avance del móvil les ha robado ya 2,5 millones de hogares, que han renunciado a tener un teléfono fijo en casa y lo han cambiado por un celular.La competencia ya no proviene de tecnologías aisladas, destaco el ejecutivo, sino de la unión de ellas, y así computada la cuota de Telefónica se reduce sustancialmente.