Expectativas infladas
Los agentes económicos recuperan el optimismo y los mercados descuentan una pronta recuperación económica cuando los indicadores de actividad siguen deprimidos. Algunos expertos alertan de que se pueden estar confundiendo deseos y realidad
La dura realidad no logra desanimar a unos agentes económicos con ganas de volver a creer en algo. Una oleada de optimismo está contagiando a los mercados, las empresas y los consumidores justo cuando más débil está la economía europea y más desequilibrada está la norteamericana, que es la única que crece. El fenómeno se extiende sin que se hayan despejado muchas de las incógnitas, Irak y el petróleo incluidos, que se consideraban obstáculos para la recuperación. ¿Se ha formado una 'burbuja de expectativas', como ya la ha definido el diario Financial Times?
Los expertos no tienen una respuesta unánime. 'La recuperación es un hecho y yo creo que va a ser evidente en todo el mundo en 2004. La discusión es hasta qué punto se va a consolidar en 2005 y 2006', opina José Luis Martínez Campuzano, economista jefe de Citigroup en España. Otros están menos seguros. 'Puede pasar que las expectativas se cumplan gracias a sí mismas, pero también pueden desinflarse según se vayan conociendo datos', rebate María Jesús Fernández, analista del Instituto de Estudios Económicos. El diagnóstico de Ibersecurities es aún más escéptico: 'Las bases de esta recuperación son poco sólidas, apoyadas en estadísticas no muy fiables susceptibles de ser revisadas a la baja', sentencian los analistas de la firma en una nota a los inversores publicada esta semana.
Si siempre hubo una brecha entre expectativas y crecimiento, lo cierto es que se está ensanchando. La explicación más extendida a esta divergencia se encuentra en que los datos que se están publicando estos días corresponden a un primer semestre marcado por la incertidumbre que rodeó la guerra en Irak, mientras que los mercados miran al futuro y tratan de anticiparse a la mejora de la economía en la segunda mitad del ejercicio o primera parte de 2004. Y a este pronóstico esperanzador se están apuntando ya consumidores y empresarios, como revelan indicadores de confianza y clima industrial como Ifo y Zew en Alemania o Conference Board y Universidad de Michigan en EE UU.
La economía mundial está a tres décimas de lo que se considera recesión mientras la Bolsa ya ha descontado un escenario favorable
Crisis cerrada en falso
Algunos precedentes deberían invitar a la cautela. 'También a principios de 2002 había expectativas de recuperación pero la crisis se cerró en falso', recuerda Carmen de la Orden, economista del servicio de estudios de Caja Madrid. En efecto, la economía estadounidense rebotó con fuerza de su recesión tras el 11 de septiembre, con un crecimiento del 4,3% entre enero y marzo que en el trimestre siguiente se vino abajo. Esta vez, continúa la experta, 'la recuperación es incipiente y creemos que será lenta. No vemos un repunte espectacular'.
Existe acuerdo entre los expertos en que la economía estadounidense ya da señales de aceleración. El crecimiento del PIB en el segundo trimestre ha sido revisado hasta el 3,1%, siete décimas por encima de la estimación anterior. Pero el dato está viciado por unos gastos militares desbocados por los múltiples frentes de batalla de la Administración de George W. Bush. Los abultados desajustes en la balanza de pagos y en las finanzas públicas hacen dudar de la sostenibilidad de esta nueva fase expansiva en la mayor economía mundial. El repunte de tipos a largo plazo, que recoge las esperanzas de recuperación, se convierte paradójicamente en una amenaza para la misma, a pesar de que el dinero que sale de los bonos anima la fiesta bursátil.
A este lado del Atlántico, la situación es de estancamiento. La oficina comunitaria de estadísticas Eurostat ha revisado a peor su estimación de crecimiento en el segundo trimestre, que era de cero y ahora es de una décima en negativo. Alemania ya está técnicamente en recesión, como Italia y Holanda, por sufrir durante dos trimestres consecutivos caídas de la producción, mientras que Francia, con Finlandia, registra descensos pero sólo en un trimestre. Portugal pasó por la recesión en 2002 y salió apuradamente -avanzó una décima- en el primer trimestre de 2003. Según la economista de Caja Madrid, en total están decreciendo tres cuartas partes de la economía de la zona euro. España es una de las excepciones.
Algunos analistas creen que las reformas estructurales emprendidas en países como Alemania y Francia han agradado a los empresarios y mejorado el clima económico, pero recuerdan que buena parte de esos planes sólo tienen efectos a medio y largo plazo. En todo caso, las rebajas fiscales adelantadas por el Gobierno de Schröder y la depreciación del euro deben suponer un balón de oxígeno para la maltrecha economía de referencia en Europa. 'No hay un divorcio entre expectativas e indicadores, sino un diferente momento del ciclo económico en Europa y Estados Unidos', considera Campuzano, quien apuesta por que Alemania logrará recuperar tasas positivas de actividad. Según Carmen de la Orden, 'el perfil es de recuperación suave, sin un tirón fuerte, con la inflación controlada y sin necesidad de subidas de tipos antes de primavera de 2004'.
Crecimiento 'anémico'
En un mismo día, el miércoles pasado, el Fondo Monetario Internacional rebajó sus perspectivas para la economía mundial y Morgan Stanley revisó al alza las suyas. Pero no hay contradicción: ambos pronósticos estaban marcados por un tono poco optimista. El organismo internacional pronostica un crecimiento de la economía mundial del 3,1%, una décima menos que en su estimación anterior. Para la zona euro calcula un 0,7%, frente al 1,1% anterior. Y para EE UU se mantiene una previsión del 2,2% a fin de año. En el caso de Morgan Stanley, la previsión de crecimiento mundial es del 2,8%, elevada en dos décimas por el menor impacto de la neumonía asiática y las mejores perspectivas de Japón respecto al cálculo anterior.
Stephen Roach, economista jefe del banco de inversión, reconoce que la cifra sigue siendo 'anémica', apenas tres décimas por encima del 2,5% que se considera umbral de la recesión mundial. 'Todavía veo a EE UU como una economía posburbuja que no ha conseguido purgar los excesos de los últimos años noventa', escribe Roach. En su opinión, una vez que se agoten los efectos de las políticas expansivas aplicadas hasta ahora habrá pocos instrumentos disponibles para seguir estimulando la actividad.
En un panorama de fragilidad económica como éste, ¿cómo es que las Bolsas apuestan tan fuerte por la recuperación? Desde sus mínimos de marzo, el Dow Jones ha avanzado un 29%; el Euro Stoxx, un 38%, y el Ibex 35, un 35%. Martínez Campuzano cree que el mercado ya ha descontado la mayor parte del escenario más favorable, lo que sugiere que futuros datos macroeconómicos positivos ya no provocarían alzas notables. Citigroup ve un recorrido modesto para las Bolsas en lo que queda de año, con avances no superiores al 5% hasta fin de año, y en todo el año próximo esperan ganancias moderadas, entre el 5% y el 7%.
Algunos expertos apuntan las políticas monetarias expansivas como una de las claves de lo que está pasando. El miedo a la deflación ha llevado a los bancos centrales a poner en marcha políticas proinflacionistas, más agresivas en Estados Unidos que en Europa, pero indisimuladas en ambos casos. La falta de alternativas rentables a la Bolsa dados los bajos rendimientos de la renta fija está llevando la mayor liquidez de los inversores de vuelta hacia el parqué. Y liquidez hay de sobra. El M3, indicador del dinero en circulación en la zona euro, crece a ritmos anuales del 8%, por encima de su objetivo del 4,5%. 'Mientras todo ese dinero flamante vaya a parar a las acciones, los mercados seguirán subiendo sin importar cuán malas sean las noticias económicas', augura Matthew Lynn, columnista de Bloomberg.
Demasiado desequilibrio para una expansión sincronizada
La peor noticia para la UE sería que Estados Unidos acelere sus tasas de crecimiento pero no lidere la economía mundial. Y algunos ya se preguntan si la expansión cruzará el Atlántico tan rápido como se esperaba. Puede impedirlo el gigantesco déficit exterior norteamericano. Morgan Stanley calcula un desajuste en la balanza por cuenta corriente del 5,1% del PIB y prevé hasta un 7% en 2004. La historia revela que las últimas veces que EE UU tiró de la economía mundial (mediados de los setenta, primeros ochenta y noventa), su balanza estaba compensada.'Soy muy escéptico sobre la capacidad mundial de entrar en una recuperación sincronizada si el motor del crecimiento tiene que funcionar con obstáculos externos tan extraordinarios', opina Stephen Roach, economista jefe del banco de inversión. 'Al mundo le falta el equilibrio necesario para una recuperación sincronizada', concluye.