Singapur, la ciudad del león
La pequeña isla-ciudad-Estado no para de atraer la atención del viajero: arquitectura, gastronomía, confort, el nirvana de las compras como filosofía
No se resigna a ser un lugar de paso -dentro de los llamados combinados turísticos con otros destinos-, o a ser sólo una bicoca para hombres de negocios. La pequeña Singapur (tres millones y medio de vecindario surtido, en una isla más reducida que Menorca) creció económicamente a un ritmo vertiginoso hasta convertirse en uno de los tigres más agresivos de la patentada New Asia -más que tigre, león: Singa-pura significa precisamente 'la ciudad del león', por un fabuloso animal anfibio que habría dado origen al primitivo pueblo de pescadores-. Singapur, a pesar del sobresalto económico en la región hace algún tiempo, mantiene el tipo (con una renta per cápita de 24.000 dólares, muy superior a la española), y sobre todo, sigue dando que hablar.
Para demostrar a los visitantes que uno o dos días de paso no son suficientes, Singapur no deja de sumar nuevos reclamos. Lo último, el centro cultural Esplanade: un conjunto que reúne un teatro de ópera, un auditorio de música, una sala más pequeña para música de cámara o recitales y otra para ensayos o grabaciones. Lo singular de este centro -aparte de sus bondades técnicas: los divos andan ansiosos por probar su acústica- es su perfil: dos inmensas bolas escamadas que recuerdan la forma del durián (fruta tropical y local) y que parecen dispuestas a competir con las conchas de la ópera de Sidney.
La construcción de estos teatros ha obligado a remodelar toda la zona que rodea la cancha del Padang, donde se encuentran el Parlamento, el Ayuntamiento, varios edificios y templos coloniales, y a extender los jardines -parece mentira que un lugar tan reducido dé, sin embargo, tal sensación de desahogo y de verdor-.
La fisonomía del centro de Singapur está cambiando de forma un tanto irreverente. Para que las adustas fachadas coloniales no resulten aburridas, los jóvenes arquitectos las pintan con colores de dragón chino. Otro factor a tener en cuenta son los hoteles; no paran de crecer, con lujo asiático. Uno de los últimos y emblemáticos es el Fullerton, que fue una antigua aduana, luego central de correos y desde hace apenas un año, un hotel de diseño decorado por Philip Stark.
Otra cosa que crece en esta localidad y tiene interés viajero: el metro. A las dos líneas existentes se suma el mes próximo una tercera, y después una cuarta línea que engastará los dijes de una zona nueva de movida juvenil, teatros, bares, etc., junto al Waterfront Stadium, algo que haga competencia a la isla de Sentosa, que es donde ahora se concentra la zona de ocio. Y que por cierto también crece: nuevas salas para el Museo de Historia, un Oceanario construido por la misma compañía que ha hecho el del recinto de Barcelona.
El aeropuerto, motivo de orgullo
Pero si de algo están orgullosos los singapureños es de su aeropuerto. Lleva 15 años consecutivos siendo elegido por los pasajeros como el mejor del mundo (también el año pasado). Inaugurado en 1982, en 1992 se añadió una segunda terminal y se está trabajando en una tercera, que estará a punto dentro de un par de años. Más que el puro diseño, lo que aprecian los usuarios de este aeropuerto para elegirlo es su 'facilidad', sus comodidades y servicios. Desde hace sólo unos meses está enlazado con el centro de Singapur por una línea de metro. También la compañía nacional Singapore Airlines ha sido elegida como la mejor del mundo por los hombres de negocios. Las clases primera y Raffles (preferente) son todo un mito para los businessmen sin fronteras.
Y otra cosa que no deja de crecer en la ciudad de Singapur son los centros comerciales. El shopping es en esta urbe más que una necesidad y más que un capricho: es una auténtica filosofía. Los centros se extienden por la zona central y la célebre Orchard Road, a veces a través de pasadizos aéreos o subterráneos, para pasar de casa o del hotel a los mostradores sin tener que pisar la calle.
Estas compras superfluas, más las tiendas abigarradas del Chinatown (el 78% de la población es china), más los bazares indios de Little India (los indios representan el 7% de la población) o los mercadillos malayos (el 14%) son otra buena excusa para hacer de Singapur algo más que una etapa de conveniencia.
Localización
Cómo ir. Singapore Airlines (91 563 80 01) tiene tres vuelos semanales directos desde Madrid a Singapur, a partir de 809 euros, tasas no incluidas. Nobel Tours ofrece este destino en combinado con Bali de 10 días, a partir de 1.078 euros.Hoteles. The Fullerton (Fullerton Square, 65 6733 8388), edificio colonial de 1919 a orillas de la Marina Bay y en pleno cogollo urbano, es ahora un lujoso hotel de diseño abierto hace apenas un año. El Raffles Hotel (1 Beach Road, 65 6337 1886) es más una leyenda que un hotel, estilo colonial y magníficos restaurantes que ya encomiaba en 1899 Rudyard Kipling.Restaurantes. El bufet del hotel Raffles es un must. También son auténticos santuarios Imperial Herbal, cocina china medicinal (en el hotel Metropole, 41 Seah Street) o The Blue Ginger (97 Tanjong Pagar Road). La moda actual es el Dim Sun, que consiste en comer a base de pequeñas raciones. También es recomendable probar los satay (brochetas) o nuddles (fideos chinos) en los chiringuitos callejeros que se montan de noche en Boat Quay o Clark Quay.