Mallorca, isla eléctrica
Juan Carlos Enamorado sostiene que hay que revisar la estrategia energética de las islas Baleares. Afirma que los riesgos de apagón se mantienen por la falta de generación distribuida y el aislamiento eléctrico que sufren las islas
Isla energética, eso es exactamente lo que no debería ser Mallorca. No posee gasoducto ni cable eléctrico submarino con el sistema peninsular. Tampoco se ha desarrollado la generación distribuida, esencial en sistemas aislados o autónomos para diversificar y minimizar los riesgos técnicos, económicos y financieros.
Así se reparte la energía en las islas Baleares: la principal carga y generación termoeléctrica (Alcudia, Son Molines, San Juan de Dios y Son Reus) está en Mallorca. Menorca se abastece parcialmente con una central de fuel-gas (Mahón) e importaciones a través de un enlace con su hermana mayor. La generación renovable (0,5 MW: solar y minihidráulica) es muy pequeña, siendo la cogeneración (6 MW) y el procesado de residuos urbanos (24 MW), las principales fuentes alternativas. Se echa de menos la energía eólica y mareomotriz.
La falta de generación distribuida y el aislamiento eléctrico de las islas Baleares suponen un mayor riesgo de apagón ante el disparo de un gran generador o de una línea principal. Los fallos son más críticos cuando la demanda bate récord (880 MW) y la reserva disponible es insuficiente o no responde a tiempo para compensar la falta de energía.
El lunes Mallorca y parte de la isla de Menorca sufrieron un apagón en plena temporada alta para el turismo. Precisamente Gesa, la filial de Endesa, la empresa suministradora, había enviado un comunicado a sus principales clientes advirtiendo de los riesgos de sobrecarga en la red que se estaban viviendo al haberse registrado un nuevo récord de consumo pocas horas antes de producirse el apagón. Este se produjo, según han explicado los responsables de la compañía, debido a un fallo en la red de transporte del sistema, aunque parece que la causa principal aún no está clara.
Con una interconexión eléctrica con la Península y con más generación distribuida, el reciente apagón generalizado podría haberse evitado o minimizado.
Todo serían ventajas para los consumidores de las Baleares. Mayor seguridad, integridad, calidad y continuidad del suministro y también menores costes (incluyendo el coste socio-económico de los apagones).
Pero no olvidemos que la infraestructura por sí sola no es suficiente. La propiedad de la línea, su retribución, su capacidad efectiva de intercambio y las reglas del juego para utilizarla deben definirse claramente. Lo mismo aplica para incentivar la generación especial.
La luz en Mallorca y Menorca (así como en Canarias) es generada, transportada, distribuida y suministrada (a tarifa regulada) por una única empresa, Gesa, filial de Endesa. Sin embargo, los monopolios tienden a concentrar los riesgos y las inversiones. La generación distribuida debería potenciarse más en los sistemas insulares porque precisamente responde a lo contrario y, además, minimiza el riesgo de apagón generalizado.
Mientras tanto dicho riesgo seguirá existiendo. De hecho, ayer se volvió a batir el récord de consumo eléctrico en Mallorca y Menorca, la octava vez que se registran estas cotas de consumo en lo que va de verano; si las temperaturas siguen aumentando, se volverá a batir esta marca. Y Gesa volvió ayer a solicitar a sus clientes un uso moderado de la energía eléctrica.
Sin duda los problemas de suministro recientes deben servir de lección para revisar la estrategia energética que actualmente existe en las islas Baleares. El propio director general de Gesa, Jaume Reguart, dijo ayer que 'tal vez sea el momento de que las Administraciones se replanteen su marco de planificación'.
Desde luego, es momento de que los Gobiernos autonómico y central se pongan de acuerdo para tratar de corregir o mitigar los problemas estructurales que dificultan la garantía y continuidad del suministro, fomentar la inversión en generación distribuida y en la interconexión energética con la Península.