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Coyuntura

Los economistas declaran que la recesión de EE UU acabó en noviembre de 2001

Con una calma académica que no es nueva para este grupo de economistas, la NBER comunicó oficialmente ayer a los estadounidenses que a pesar de las dificultades por las que pasa la economía y a pesar de que desde la Reserva Federal se ha seguido rebajando el precio del dinero, la recesión apenas duró ocho meses. Contrariamente a lo que se pensaba, y a falta de una oficialización como la que se hizo ayer, eso supone que esta última recesión es una de las más cortas, ya que la media de duración de estos periodos desde el final de la II Guerra Mundial es de 11 meses.

Este grupo de economistas ha empezado a considerar la valoración de la evolución del PIB, algo que antes no hacía al utilizar algunas fórmulas más complejas en las que se incluyen otras estadísticas macroeconómicas. Y lo hacen por la naturaleza única de esta contracción, en la que el crecimiento, por tímido que haya sido, se ha consolidado aunque otros indicadores como el empleo o la producción industrial vayan por el camino contrario.

El problema del empleo

Adicionalmente, la NBER quiere dejar clara otra situación que puede ser algo más inquietante y es que han esperado hasta ahora porque quieren estar seguros de que desde un punto de vista académico e histórico se da por cerrado un ciclo y que futuras contracciones no son continuación de lo que ocurrió hace dos años.

No es la primera vez que los economistas de la NBER se toman tanto tiempo para dictaminar el estado de salud económico. De hecho, en la anterior recesión (1990-1991), la que vivió en la Casa Blanca George Bush padre, los economistas de la NBER no la declararon acabada hasta diciembre de 1992. Entonces ya fue tarde para Bush, que había perdido las elecciones frente a un Bill Clinton que acusaba sin cesar al padre del actual presidente de la poca efectividad de su política económica.

Sin duda, la noticia hecha pública ayer por los economistas es un respiro al actual presidente que ve cómo en estas dos últimas semanas y por motivos de política exterior y económicos su alto grado de popularidad pierde puntos cada día.

Desde la NBER se reconoce que la mayor dificultad que han tenido para tomar la decisión ha sido el comportamiento del empleo. Esta es una recuperación sin creación de puestos de trabajo y la tasa de paro actual (elaborada con un método similar al de la EPA en España) es del 6,4%.

Y se siguen destruyendo puestos de trabajo. Ayer se hicieron públicos los datos semanales de primeras solicitudes de ayudas al desempleo y aunque han caído de 425.000 a 412.000, el hecho de estar por encima de los 400.000 indica que se sigue destruyendo empleo.

La noticia que parecía confirmar el diagnóstico de la NBER fue que el índice de actividad industrial del banco de la Reserva Federal de Filadelfia apuntaba a una fuerte recuperación al quedarse en 8,3 puntos, frente a los cuatro puntos registrados en junio. La medida está por encima de las previsiones de los analistas.

Pese al difícil panorama económico que presentan estos datos, el mercado se agarra a aquellos que ofrecen un atisbo de optimismo. Al conocerse el informe de la NBER, la divisa estadounidense registró una fuerte subida frente al euro y cotizó a 1,117 unidades por moneda europea. Posteriormente, el mercado recuperó cierta calma y el euro paso a cotizar a 1,12 dólares.

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