Escasean las advertencias de resultados
Wall Street madruga siempre a la hora de presentar las cuentas de resultados. En teoría, el esfuerzo es plausible, porque el inversor necesita información rápida y veraz. Es esto último lo que ha fallado desde 2000 después de la oleada de escándalos contables. Por eso, es mejor no madrugar tanto, pero dar información cierta. Lo mismo es extensible al conjunto de la maquinaria estadística estadounidense. Es mejor retrasar la divulgación de los datos económicos, bien sean de empleo, bien de otras variables, que no corregirlos un mes sí y otro también y hacer bueno aquello de donde dije digo, digo Diego.
En cualquier caso, la avalancha de resultados semestrales se producirá durante las dos semanas próximas. El melón lo abrió ayer Yahoo fuera de hora. Será importante destacar el sentimiento hoy del inversor respecto a los multiplicadores estratosféricos.
A medida que pasan los días y los mercados, lejos de corregir, siguen con su escalada particular, aumenta el número de operadores, observadores y analistas confundidos, perplejos ante el espectáculo.
A fuerza de investigar, meditar y otear en el horizonte, porque todo parece estar fundamentado en un futuro mejor, hay quienes apuestan por unos resultados venideros mejores de lo esperado. ¿Por qué? Por la ausencia de profit warnings, las fatídicas advertencias sobre resultados. Esta particular ceremonia no ha sido especialmente aciaga en las últimas semanas. Lo que hay que averiguar ahora, principalmente por parte de aquellos que siempre buscan anticiparse a las tendencias, es si la falta de advertencias tendrá una traslación positiva en los resultados. O al revés, mejor no advertir, porque defraudarán. En la historia de Wall Street hay ejemplos determinantes en ambas direcciones.
Lo que sí parece estar claro es que resultados malos pero menos malos de lo esperado serán cotizados con grandes alzas a corto.