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Termina el juicio pero sigue viva la polémica de Elf

Es este el mundo en el que queremos vivir? se pregunta Eva Joly, ex magistrada del Tribunal de París, en un relato sobre las instigaciones, persecuciones e incluso amenazas de muerte que sufrió durante los siete años de instrucción del caso Elf en los años noventa. 'Cuando presté juramento como magistrada, no sabía que algunas noches iba a tener miedo al abrir la puerta de mi casa. Fue, sin embargo, lo que viví durante los siete años que instruí el caso Elf', asegura Joly.

El libro se distribuyó en las librerías francesas entre el 17 y el 18 de junio, pero su venta fue prohibida hasta que finalizara el juicio. Pese a la prohibición, las pequeñas librerías pusieron la obra a la venta y hoy alcanza ya la sexta posición en la lista de las 50 más vendidas en Francia.

La publicación del criticado libro pone fin a siete años de la 'primera investigación que se acerca a la república oculta', según su autora, hoy consejera de los Ministerios de Justicia y Asuntos exteriores de Noruega, su país de origen. El caso Elf pasa por ser el escándalo financiero más sonado en la historia de Francia.

En 1996 comenzaba la instrucción de la compleja trama de abuso de bienes sociales de altos dirigentes de la compañía petrolera gala, cuyos tentáculos se extendieron hasta África, España y Bélgica, con el fin, según los jueces, de 'enriquecerse personalmente' bajo un complicado sistema de comisiones ilegales.

El ex presidente de la compañía, Loïk Le Floch Prigent; el director de las operaciones en África, André Tarallo, y el director de asuntos generales, Alfred Sierven, habrían empleado de forma ilegal 305 millones de euros entre 1989 y 1993; hoy se enfrentan a penas de entre cinco y ocho años de prisión.

Los inculpados han insistido durante el proceso en que heredaron un sistema ya corrupto, pero la investigación se ha centrado en las operaciones protagonizadas por el trío de directivos, que en ocasiones han sugerido conexiones políticas en la trama.

En 1996 comenzaba también el largo periodo de protección policial de Eva Joly, ante el 'serio e inminente peligro' que corría su vida, según el procurador adjunto que entonces trabajaba con ella, uno de sus pocos aliados durante la instrucción del proceso.

Siete años de tormenta político-jurídico-mediática que ha puesto por primera vez en el punto de mira judicial a las más altas instancias políticas galas. 'La característica principal de estos delincuentes es la negación de la realidad y cuánto les sorprende que la justicia se interese por ellos. Cuando se les interroga, son ellos quienes hacen las preguntas', ha declarado Joly. Después de haber instruido varios casos de delincuencia financiera, entre ellos el presunto maquillaje de las cuentas del banco Crédit Lyonnais, Eva Joly afirma querer atacar la 'delincuencia globalizada', a través de la recientemente aprobada Declaración de París.

En este documento 15 personalidades judiciales, entre ellas el juez Baltasar Garzón, denuncian los 'efectos devastadores de la corrupción, integrada en algunas empresas como acción privilegiada' y exigen 'la suspensión de la inmunidad diplomática, parlamentaria y judicial durante las investigaciones financieras'. Acciones que no son imposibles. 'Mañana, si queremos, será posible impedir otros casos Elf', sentencia la magistrada más polémica de Francia.

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