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Columna
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Nuevos portales para Internet

Internet es un éxito que avalan los miles y miles de usuarios que cada día se añaden a los millones ya existentes. Pero tras la crisis de la primavera de 2000 muchos dudaron de que allí se pudiera ganar dinero. Hay quien lo hace, como los viajes o las subastas, en los que Internet se adapta casi como un guante a sus necesidades.

Todos los días nacen novedosos e imaginativos usos de la Red. Ejemplifican lo que es un proceso continuo de cambio en el mundo empresarial, un proceso darwinista permanente, en el que la mayoría de las empresas han terminado siendo una lápida más en el poblado cementerio de las puntocom. El que no se adapta, muere. Sic transit...

En España ya no queda ningún banco puro de Internet, todos han tenido que entreverarse con negocios financieros de la economía real para no desaparecer ante el empuje de los canales virtuales de los bancos tradicionales. El comercio electrónico está, seis años después de su nacimiento, lejos de representar ni el 1% del comercio total y a distancia sideral de las previsiones que hicieron los consultores, tras dejar en el camino cadáveres tan renombrados como Ecuality, Viaplus, Submarino, Bol o Perfumsnet. Y la mayoría de los portales no parece que tengan muy claro el camino a seguir. Ahí están para demostrarlo los gestores de Terra.

Los portales son los que ha conocido una transformación más profunda. La mayoría nació como una evolución natural de sus buscadores, como una web que además del buscador incorporaba servicios (correo electrónico, agenda...), productos, contenidos (noticias, horóscopo, radio, vídeo...) y comunidades virtuales (chats, foros, correo gratuito...), con un atractivo suficiente como para convertirse en la página de arranque.

Yahoo, uno de los mitos de Internet y una de las pocas empresas grandes que han ganado dinero, es un buen ejemplo de la evolución de los portales. Comenzó en Silicon Valley como un directorio de páginas web; de la búsqueda pasó a poner énfasis en los servicios, dando así una oportunidad a emprendedores como Larry Page y Sergey Brin, los creadores de Google, que se centraron con éxito en los motores de búsqueda. A Google le preguntan hoy más de 2.000 veces por segundo. ¿Y cómo han evolucionado los ingresos de los portales?

Cuando el acceso fue mayoritariamente gratuito, el punto de mira se puso en captar millones de usuarios ofreciéndoles buscadores, contenidos y servicios para obtener dinero de la publicidad y de las comisiones del comercio electrónico. Pero esos nuevos ingresos resultaron insuficientes y el intento de aumentarlos propició una incómoda saturación. Muchos usuarios se preguntaban: ¿por qué he de esperar a que se carguen las noticias, la publicidad o el horóscopo si no me interesan? Si un portal se llena de enlaces para servicios tarda más en cargarse y la primera consecuencia es la pérdida de visitantes, sobre todo de los más experimentados, y la segunda es la caída de los ingresos publicitarios.

Tras la etapa de la publicidad y el comercio electrónico se está pasando a potenciar la venta propia de contenidos y servicios de pago (los premium, correo electrónico, páginas personales... hasta servicios para telefonía móvil). El negocio ha dejado de analizarse en función de la audiencia y la publicidad y ha pasado a medirse por el número de suscriptores de pago y por el ingresos medios que genera cada usuario.

A los visitantes hay que convertirles en clientes, ofreciéndoles servicios y productos de calidad por los que estén dispuestos a pagar. Un modo de lograrlo es suministrar el acceso de pago por banda ancha, que aspira a ser el Internet cinco estrellas. Es uno de los retos que tienen hoy los portales en todo el mundo. En España, con 1.400.000 clientes de banda ancha, ese negocio dejó el año pasado más de 1.100 millones de euros, aunque la mayoría se los lleva Telefónica, pues nuestro operador no ha sido tan generoso con Terra como lo fue France Télécom con su filial Wanadoo, a la que cedió la exclusiva del servicio.

El objetivo de los portales sigue siendo transformar lo que es un punto de entrada en uno de destino. Tienen que potenciar la imagen de marca, especializarse e invertir en conocer a los usuarios y sus gustos, pues la clave del futuro está en personalizar los servicios, en reconvertirse hacia un modelo de relaciones con los usuarios.

Así la tinta roja empezará a desaparecer de las cuentas de las puertas de acceso a Internet, igual que lo hace de otros negocios de la Red tras un drástico ajuste de costes y su reposicionamiento hacia lo que quieren sus clientes y no hacia lo que le gustaba a sus promotores.

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