"Los fondos para reconstruir Irak serán superiores al Plan Marshall"
Jaime Malet lleva un año al frente de la Cámara de Comercio Americana en España, una institución fundada en 1917 que quiere recuperar el protagonismo perdido tras varios años de ostracismo. De carácter práctico, cordial en el trato, despierto de mente y verbo fácil, este abogado de 39 años se ha marcado como gran objetivo convertir a la Cámara en el organismo de referencia para canalizar las relaciones empresariales entre España y EE UU.
Pregunta. ¿Las excelentes relaciones entre Madrid y Washington a raíz de la guerra de Irak abren una oportunidad histórica para las empresas españolas?
Respuesta. EE UU es la asignatura pendiente de las empresas españolas, sigue habiendo muy poca presencia y un gran desconocimiento de la marca España. Es muy difícil llegar a posiciones de liderazgo en un mundo globalizado sin triunfar en el primer mercado mundial. Muchos países han construido sus multinacionales triunfando allí y España tiene un problema de dimensión en sus compañías y debe dar ese salto. Las empresas españolas están ahora en una posición privilegiada porque los responsables de los centros de decisión empresarial y política en EE UU consideran a España un aliado, y eso es una oportunidad.
'El Gobierno español tiene que trabajar más con los lobbies de Washington si quiere aprovechar las nuevas oportunidades en EE UU'
P. ¿Qué papel puede jugar la Cámara para aprovechar este momento favorable?
R. La Cámara está afiliada, desde su nacimiento, a la US Chamber of Commerce que, con tres millones de empresas afiliadas, es la verdadera patronal norteamericana. Las posibilidades que tiene una Cámara de Comercio Americana en España fuerte son, pues, ilimitadas para mejorar los flujos de inversión de y hacia EE UU.
P. Pero EE UU ha sido, tradicionalmente, un mercado difícil y muchas empresas españolas han fracasado allí.
R. Las compañías españolas tienen oportunidades en todos los sectores donde están triunfando en España o en otros mercados. La sociedad norteamericana es enormemente competitiva pero, al mismo tiempo, muy meritocrática. Siempre hay oportunidades para el que es capaz de hacerlo mejor que los demás. Lo que no admite el mercado norteamericano es al que no se lo toma en serio. No se puede ir a probar, y eso es lo que ha hecho muchas veces el empresario español.
P. La existencia de poderosos lobbies y grupos de presión es uno de los obstáculos mayores de las empresas españolas. ¿Cómo se puede superar este impedimento?
R. Compañías de todo el mundo tienen sus lobbies en EE UU. Creo que la Administración española, que hace una excelente labor en Washington, debería aumentar su posicionamiento en los círculos políticos y económicos, trabajar más con los lobbies, como hacen otras Administraciones, para optimizar las nuevas oportunidades. De igual forma, deben actuar las organizaciones empresariales y las grandes sociedades. Nuestra Cámara puede ayudar mucho en este proceso.
P. En las últimas semanas la Administración y las empresas parecen haber enfriado las expectativas respecto a las oportunidades en la reconstrucción de Irak.
R. Hay una gran predisposición del Gobierno de EE UU y de las empresas que tienen los contratos máster, como Bechtel o Kellog, para que las compañías españolas participen de forma sustancial en la reconstrucción de Irak. Pero esa predisposición no es suficiente si las sociedades españolas no se mueven. Por ejemplo, hay 78 empresas españolas registradas en la página web de Bechtel, de entre unas 5.000. Pero, aparte de registrarse, hay que cumplir con la normativa de exportación norteamericana, estar dado de alta en Dun & Brastreed, presentar avales, seguros, etc. Los empresarios españoles ven todo este proceso farragoso y costoso, y tampoco tienen claro que sea rentable para los recursos que hoy están sobre la mesa. Sin embargo, la oportunidad real, que vendrá luego, será para aquellos que hayan destinado recursos hoy. Estamos hablando de la reconstrucción de un país y el volumen de fondos que puede llegar a volcarse en Irak en los próximo siete años puede superar a todo el Plan Marshall, actualizado monetariamente.
P. ¿Estamos perdiendo, pues, el tren de Irak?
R. Ni el Gobierno español ni el de EE UU pueden hacer más. Son las compañías las que tienen que afrontar el riesgo, contactar con las empresas que tienen los contratos máster y desarrollar acuerdos con firmas de otros sectores y de otros países mejor posicionados. Si los empresarios quieren coger este tren deben esperar el apoyo del Gobierno, pero no confiar sólo en la iniciativa gubernamental.
El 7,1% del PIB y más de 170.000 empleos
Aunque poco conocida y escasamente valorada por el ciudadano medio, las empresas norteamericanas instaladas en España realizan una contribución de primer orden al crecimiento de la economía.Un reciente estudio realizado por la Cámara de Comercio Americana en España refleja que estas compañías de origen norteamericano aportan el 7,1% del PIB español, con unas ventas anuales superiores a 46.300 millones de euros.De similar importancia es su contribución a la creación de empleo si se tiene en cuenta que, en la actualidad, las empresas estadounidenses generan 170.000 puestos de trabajo directos y otros 133.000 indirectos, que suponen el 2,21% de los empleos totales del sector privado español.También aportan el 5% de las exportaciones españolas, equivalente a unos 6.000 millones de euros anuales, y en el último ejercicio fueron responsables del 4,4% de la inversión total del sector privado español en I+D, superando los 4,4 millones.A escala sectorial destaca su implantación en los sectores de automoción y farmacéutico. En concreto, una tercera parte de los automóviles nuevos fabricados en España provienen de compañías estadounidenses, así como el 14,4% de los componentes. En la industria farmacéutica, las multinacionales norteamericanas aportan el 38% del volumen total de las ventas del sector.Entre las empresas más valoradas por los españoles destacan Lilly, General Electric, Accenture, Computer Associates y el Hotel Arts-Ritz Carlton.