El paro en EE UU sube al nivel más alto en nueve años y cuestiona la reactivación
La estadística de junio arroja dos lecturas históricas. La primera es que desde los ataques terroristas de septiembre de 2001 el paro no había crecido tanto de un mes a otro. La segunda es que desde abril de 1994, hace nueve años, las encuestas con las que se elaboran estas cifras no mostraban un porcentaje tan alto de desempleo. Los datos del Departamento de Trabajo del mes pasado muestran, como primera estimación, que se perdieron 30.000 empleos en total durante el mes, la mayor parte de ellos en el sector industrial por 35 mes consecutivo.
En los servicios, tras un severo bache en mayo (cuando se perdieron 54.000 trabajos), las empresas han aumentado sus plantillas con 10.000 empleados, aunque de forma desigual, ya que en el mercado de las ventas al por menor se siguió destruyendo empleo.
Los servicios siguen ofreciendo la mejor cara de la economía. Ayer el Instituto de Gestión de la Oferta (ISM en inglés) dijo que el índice de esta actividad creció en junio por tercer mes consecutivo, para quedar en 60,6 puntos frente a los 54,4 de mayo.
A la mala cifra de junio se une una revisión al alza del empleo destruido en mayo que alcanzó los 70.000 puestos, por encima de lo calculado entonces. La titular de este departamento, Elaine Chao, quiso ayer quitar hierro a las elevadas cifras e hizo mención a la incorporación de 600.000 personas a la búsqueda activa de empleo lo que ha hinchado estas cifras. Según Chao, con la mejora de las perspectivas para el segundo semestre, desempleados que no buscaban trabajo se han animado a hacerlo.
El problema es que los analistas creen que una recuperación sin empleo no fortalece los pilares de la economía y, desde luego, hace poco por mejorar la confianza de los ciudadanos y al final, perjudicará el consumo.
Según John Silvia, de Wachovia, el crecimiento se está consiguiendo con productividad, 'no con nuevas contrataciones'. William Dudley, analista de Goldman Sachs, aseguraba ayer que otro mes como éste forzaría un nuevo recorte de la Reserva Federal para dejar los tipos en el 0,75%.