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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un Ibex un tanto opaco

Hoy, primero de julio, se produce un cambio en la composición del Ibex 35, el índice que supuestamente recoge los valores más líquidos de la Bolsa española. Como consecuencia de ello, el grupo Prisa (editor, entre otros, de este periódico) sale de la lista y Corporación Mapfre entra a formar parte de ella. Esta escueta noticia es lo único que ha dicho públicamente el comité responsable de la decisión.

La decisión, contra todo pronóstico, se tomó el pasado miércoles 11 de junio. Contra todo pronóstico porque la inmensa mayoría del mercado apostaba a que no habría cambios, aunque fuese por una simple razón: las opas en marcha (Telefónica sobre Terra, Hesperia sobre NH Hoteles o Bami por Metrovacesa) sugerían que el índice necesitaría una revisión (y posiblemente nuevas salidas) antes de la próxima reunión ordinaria del Comité Asesor Técnico del Ibex, prevista para diciembre. Es decir, que en breve se pueden producir tres vacantes en el índice. De hecho, antes de consumarse hoy el cambio, el comité ya se ha visto forzado a convocar, para finales de este mes, una reunión extraordinaria para analizar la opa sobre Terra.

Estar o no estar en el Ibex supone una influencia en el valor potencial de las empresas. Los movimientos de entrada y salida generan rumores de los que algunos agentes bursátiles sacan particular provecho. Aunque el comité asesor afirma que la decisión es automática, resulta obvio que dispone de una capacidad discrecional. De otro modo habría que preguntarse para qué sirve un cuerpo consultor de ocho personas, integrado por peritos y expertos de reconocida solvencia, si su único papel es rubricar la exactitud con que los ordenadores realizan las operaciones matemáticas. Las revisiones del índice suelen ir acompañadas de especulaciones sobre los candidatos a la lista, que repercuten en las cotizaciones. Algunas compañías, en el pasado, se vieron tentadas por ello a comprar y vender acciones de sus propias sociedades para aparentar un volumen ficticio de negociación que les garantizara su presencia en el índice. Convendría saber si el comité del Ibex vigila estas transacciones anormales, de qué forma lo hace y, en definitiva, de qué criterios cualitativos, además de los cuantitativos, se sirve para adoptar sus decisiones.

En tiempos en que se pide a las empresas la mayor transparencia, la CNMV haría bien en pedir a la Sociedad de Bolsas y al comité asesor una publicidad real sobre sus decisiones, a fin de acabar con el oscurantismo en el que están envueltas. No hay por qué dudar en principio de lo acertado de las mismas, pero la sospecha de arbitrariedad sólo puede evitarse con información pública y precisa. Lo preocupante es constatar que la transparencia de las Bolsas es vulnerada de manera directa por el comportamiento de los responsables de la composición del Ibex, incapaces de ofrecer una explicación fiable de sus decisiones y de las deliberaciones que las justifican. Ya se sabe que en casa del herrero...

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