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Rusia

Las pymes españolas se abren paso en el mercado ruso a pesar de la burocracia

La Federación Rusa es, hoy por hoy, uno de los mercados emergentes más importantes del planeta, dado su potencial de crecimiento (su PIB aumenta a un ritmo de en torno al 5%). Y muchas pymes españolas están apostando por este mercado para ofrecer sus productos. El foro inversor hispano-ruso, celebrado en Moscú la semana pasada, junto a la feria del equipamiento del hogar (Expohábitat), es una prueba del interés por hacer negocio en un país desconocido por parte del empresariado español.

Se concertaron más de 400 entrevistas, con el deseo de que den paso a futuras relaciones comerciales y de inversión que, según reconocen los empresarios españoles, no están exentas de dificultades. Una de las principales es la excesiva burocracia que aún impera en el país heredero de la URSS, combinada con el reciente poder de las mafias surgidas tras el derrumbamiento del régimen soviético.

Aunque el comercio ruso inició un proceso de liberalización en 1992, la tendencia en los últimos años ha ido hacia un creciente proteccionismo, en parte, a través de medidas arancelarias, pero especialmente mediante la creación de barreras no arancelarias, basadas en requisitos de certificación y homologación. La mayoría de productos de importación (así como los de fabricación nacional) deben poseer un certificado de conformidad con las normas rusas (GOST). No se aceptan certificados reconocidos (ISO, Une u otros similares) ni se convalidan las pruebas de laboratorio.

Además, determinados productos deben cumplir con alguno de los otros quince sistemas de certificación vigentes en Rusia. El certificado sólo puede ser otorgado por un laboratorio apoderado para ello por las autoridades rusas: el Comité Estatal de Normalización para el certificado GOST, y otras entidades oficiales específicas, según el tipo de producto.

'De nada me sirve vender mi producto aquí si éste debe permanecer en la aduana varios meses hasta que las autoridades den el visto bueno final, encareciéndose sobremanera los costes', admite Rafael Albiñana, jefe de ventas de Emece Mobles, una de las empresas valencianas que asistieron al citado foro.

Bajos salarios

A diferencia de la mayoría de las empresas, centradas en la exportación, la prioridad de esta pyme es la venta de productos rusos en España aprovechando los bajos costes laborales en un país , en el que el salario medio apenas supera los 400 euros mensuales, en Moscú (en el resto está muy por debajo).

Para evitar estos cuellos de botella, el Parlamento ruso aprobó recientemente un nuevo código aduanero, que entrará en vigor en 2004. El Gobierno español espera que mejore la situación gracias a ello. Otra dificultad del mercado ruso es la fuerte competencia de otros países de la UE. 'Los italianos nos llevan aquí, al menos, cinco años de ventaja', admite a Cinco Días, Gala Ribacova, manager de Artespaña. La firma española de sector mobiliario, con intereses en varios países de la Unión Europea, es la primera vez que se acerca al mercado ruso, consciente de las dificultades, pero con la convicción de que el nivel de precios español es competitivo. 'Es vital el contacto personal y foros de este tipo. Aunque no son suficientes, sí allanan el camino', matiza.

Otras empresas se acercan a consolidar lo ya andado. 'Ya teníamos dos clientes en Moscú y otro en San Petersburgo; las ferias y el foro sirven para que nos conozcan mejor', indica Ramón Botella, representante de la alicantina de Romanense de Mármoles, quien sin embargo ha echado en falta una mayor presencia de profesionales. Así, hasta 200 empresas más, en busca de El Dorado, en una economía en expansión que mira con envidia hacia la UE.

La cerámica y el azulejo español marcan estilo

Otro sector al alza es todo lo relacionado con los pavimentos y revestimientos cerámicos. Hasta 12 pequeñas medianas empresas se dieron cita las pasada semana en Moscú, junto con otras ocho que tratan la piedra natural. Los empresarios españoles estiman que la masiva utilización del granito como producto de referencia ruso no está reñida con otros materiales.La prueba está en las ventas de cerámica a Rusia, que superan los 53 millones de euros anuales.

Los muebles valencianos hacen furor

El mobiliario es el principal sector exportador a Rusia, después de la venta de maquinaria. El gusto ruso por la ornamentación está siendo explotado por las firmas españolas (sobre todo valencianas y catalanas). El éxito es rotundo. Los rusos consideran al mueble valenciano producto de calidad. El pasado año, se facturó por 62 millones de euros. A ello se suman artículos de carpintería (puertas y ventanas), ofrecidas por empresas toledanas, punteras en la UE.

El turismo avanza, aunque con competencia

Turismo y servicios anexos es otro mercado emergente. Los grandes touroperadores, incluidas varias firmas españolas, están estudiando el potencial ruso, en ambas direcciones. Por un lado, la creciente demanda de rusos con un mayor nivel de vida, deseosos de sol y playa. Aquí se deja notar la competencia de otros países (Italia, Grecia o Turquía). Por otro lado, destaca el empuje deMoscú y San Petersburgo, ciudades históricas, apetecibles por el turismo español.

La venta de petróleo, clave para el país

El petróleo es la tarjeta de visita de Rusia en el mercado internacional, y su principal fuente de recursos. En 2002, exportó crudo por 28.000 millones de dólares; gas natural, por 15.000 millones; y productos derivados, por otros 11.000 millones.A España vende combustibles por 1.977 millones, y acero y hierro, por 242.000 millones, con lo que paga ampliamente las importaciones españolas, que en su conjunto apenas alcanzan los 800 millones de euros.

Moscú y San Petersburgo, prioridades

Mientras Rusia negocia su inclusión en la Organización Mundial del Comercio (OMC) lo que facilitará los intercambios, las empresas españolas centran su interés en Moscú y San Petersburgo, los dos grandes mercados del país. El principal es Moscú, con 10 millones de habitantes censados y casi 14 millones reales. Concentra el 40% de la inversión extranjera y el 70% de los pequeños comercios. Sus habitantes, sobre todo los 'nuevos rusos', surgidos de la perestroika de Gorbachov y del apogeo de las mafias, hacen gala de un consumo desmesurado de productos occidentales. Prueba de ello, son los famosos almacenes Gum. En la época soviética, tenían un aspecto de abandono. Ahora, cuentan en sus galerías con las firmas más cotizadas (Gucci, Valentino, Armani, etc). En San Petersburgo, productos básicos como los de la decoración del hogar no se han conocido hasta hace diez años. La llegada de empresas españolas está suponiendo aire fresco al sector.

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