Greenspan se ajusta al guión
Media hora antes de que Alan Greenspan llegara ayer a la reunión de la Reserva Federal, el Departamento de Comercio hacía público que la inversión sigue sin empuje en EE UU. Eso, unido a los últimos datos sobre falta de confianza empresarial y de los consumidores, tal vez hubieran bastado para justificar el recorte de un cuarto de punto que aprobó ayer la autoridad monetaria, hasta dejar los tipos de interés en el 1%, después de 13 recortes, el nivel mínimo desde 1958.
Es difícil que este umbral se rebase a la baja por el efecto negativo que podrían ofrecer unos tipos al cero y pico por ciento. El fantasma de Japón -donde los bancos ya se prestan dinero con interés negativo- está en la mente de muchos y Greenspan sabe bien que la psicología colectiva puede pesar más que los indicadores macroeconómicos. La inflación de EE UU está demasiado cerca del cero y la Reserva Federal volvió ayer a expresar su inquietud por el peligro de deflación, al estimar que hay más probabilidades de una caída sustancial 'y no deseada' de la inflación que de un repunte de los precios. No obstante, lanzó un mensaje optimista al asegurar que las últimas señales apuntan a 'afianzamiento del gasto, condiciones financieras significativamente mejores y una estabilización de los mercados de trabajo y de producción'. Una vez sabido esto, y conociendo las toneladas de liquidez de que dispone EE UU, la pregunta es ¿servirá de algo este recorte? Porque si no optó por medio punto para evitar la sensación de que las cosas están peor, Greenspan se hace trampas en el solitario.