Rumania, la ventaja de llegar el último
Las empresas españolas miran cada vez más al este europeo. El retraso de Rumania y un mercado de 22 millones de consumidores por explotar le hace objetivo prioritario para el Gobierno español
La semana pasada Manuel Madicú se trasladó desde su residencia habitual en Sevilla a Timisoara, en Rumania. Su motivo, negocios. Tiene un proyecto para construir un centro comercial sobre unos terrenos que ha adquirido la sociedad rumana que preside, European Proyect, que constituyó hace un año para operar en Rumania. 'Las expectativas son buenas. Es el segundo país con mayor población en Europa del Este después de Polonia, y el marco legislativo se está adaptando a los requisitos que marca la UE'.
Rumania espera cerrar sus negociaciones para la adhesión en 2004 y hacerla efectiva en 2007. Sin embargo, un vistazo al país hace dudar de que se sitúe a la altura de sus vecinos comunitarios en ese plazo. La falta de seguridad, unas deficientes infraestructuras, las barreras burocráticas y un marco legislativo al que aún le quedan reformas que aplicar hacen de Rumania uno de los países menos desarrollados entre los candidatos a la adhesión.
'Hay enormes lagunas. A veces no se puede conocer la legítima propiedad de los inmuebles o terrenos. Existe mucho fraude', dice José María Yáñez, director comercial de European Proyect. Pero precisamente su debilidad es también su ventaja. 'No hay nada hecho, lo que implica más perspectivas de negocio', señala José Guerrero, director general de Piasa, una empresa que acaba de firmar un contrato de 40 millones de euros para el tratamiento de aguas residuales en Rumania. Guerrero es uno de los más de 100 empresarios españoles que participaron el jueves pasado en un foro empresarial en Bucarest, convocado por la Secretaria de Estado de Comercio, el Icex y las Cámaras de Comercio, al que también acudieron más de 200 compañías rumanas.
El Gobierno español quiere que las empresas españolas amplíen su presencia en el país. Hasta ahora las relaciones entre los dos países son limitadas, con un comercio bilateral de sólo 558 millones de euros, aunque en crecimiento (en 2002 mejoró un 30%). Ambos países han manifestado su deseo de que esta cifra se duplique en 2005. En cuanto a la inversión, España ocupa el decimosexto puesto, con 150 millones de euros.
Electricidad e ingeniería
Rumania es 'la prioridad para el Gobierno español en el ámbito de los países de la ampliación al este', dijo el secretario de Comercio, Juan Costa, en la apertura del foro. El impulso que se quiere dar desde la Administración estuvo respaldado por la presencia en la inauguración del rey Juan Carlos I, de visita oficial en el país.
Algunas grandes empresas como Abengoa, Coren y Campofrío ya están presentes en Rumania, donde operan 537 sociedades de capital mixto hispano-rumanas.
Ahora, además de los sectores de la ingeniería y la consultoría, uno de los más interesantes es el eléctrico. El Gobierno ha puesto en marcha un programa de privatización de una parte del sector y, aunque las empresas españolas no han acudido al concurso, tanto Unión Fenosa como Iberdrola participaron en el foro. Otras como FCC, Ferrovial, Agromán, EADS, Renfe y Uralita también acudieron.
'Están viniendo muchas empresas medianas', afirma José María Pérez de Lema, director para Europa Central y del Este del Grupo Banco Popular, entidad que opera junto al Hypovereinsbank en Rumania desde 2000. 'Los sectores más atractivos son los que necesitan mano de obra intensiva, porque tienen los costes más bajos entre los países de la ampliación', explica Pérez de Lema. La renta media es de sólo 2.050 millones de dólares, lo que, junto a un crecimiento del PIB del 5%, favorece la inversión. Una inversión que será imprescindible para que Rumania abandone el vagón de cola.