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Las dudas del BCEE

Polémica decisión la del Banco Central Europeo de mantener los tipos. Carlos Sebastián analiza los efectos de un recorte sobre la débil economía alemana, sobre el euro y la economía española

Carlos Sebastián

l Banco Central Europeo ha mantenido su tipo de intervención en el 2,5%, provocando bastantes reacciones negativas (algunas más airadas de lo que aconsejaría la situación y el clima en el que se debe debatir este tipo de cuestiones). La coyuntura de la zona euro se caracteriza por: el estancamiento de su principal economía, con serios problemas en sus intermediarios financieros y alto endeudamiento de las economías domésticas; la debilidad del resto de las economías; una inflación moderada; un tipo de interés real muy bajo, y una moneda en proceso de firme apreciación. Son fundamentalmente los puntos primero, segundo y quinto, dada la relativa moderación de la inflación, los que llevan a reclamar una política monetaria más agresiva.

Es evidente que ni los problemas de la economía alemana ni la debilidad de la demanda interna del conjunto del área tienen como principal factor el nivel de los tipos de interés. Es probable, sin embargo, que a corto plazo algunos de esos problemas recibirían un cierto alivio por un recorte en los tipos. Veamos la situación alemana. El sistema bancario alemán recibiría un poco de oxígeno con una reducción de los tipos a corto (más aún si resultara en una mayor pendiente de la curva de plazos). Pero, por sí sola, esta medida no soluciona los problemas de mala calidad de la cartera de créditos. Como tampoco resuelve los problemas de solvencia de algunas compañías de seguros. Existe el peligro, incluso, de que la medida redujera la presión sobre los reguladores alemanes para abordar el problema con decisión. Con la decisión que ha faltado en Japón y que ha llevado a que la reducción de tipos y el mantenimiento de una política fiscal extraordinariamente agresiva no haya conducido a esa economía a una senda de crecimiento.

En cuanto al comportamiento del deprimido gasto de consumo, la reducción de tipos aumentaría ligeramente la renta disponible de unas familias muy endeudadas. ¿Pero contribuiría a que esas familias avanzaran en el necesario ajuste en sus balances? Uno tiene la impresión de que en Estados Unidos la agresiva política de tipos ha retrasado el ajuste financiero de las economías domésticas. En Alemania se ha debido avanzar más en ese ajuste, pues el gasto de consumo lleva cayendo varios trimestres, mientras que la renta disponible no. ¿Facilitaría seguir en esta línea la perspectiva de reducciones continuadas en los tipos?

En lo que se refiere al euro, es evidente que está actuando contractivamente sobre la coyuntura europea y que la decisión de mantener los tipos no ha ayudado a parar su proceso de apreciación. Pero, ¿se hubiera cambiado la tendencia si el BCE hubiera reducido su tipo de intervención en, digamos, 50 puntos básicos?

Respecto a la situación de la economía española, donde el tipo de interés real es negativo y en donde se está viviendo una peligrosa burbuja especulativa en el sector inmobiliario, lo recomendable sería una elevación de los tipos nominales.

En definitiva, había algunas razones en el contexto europeo para proceder a una reducción de tipos, pero esta medida está lejos de ser la panacea para los graves problemas que tienen las economías de la zona euro. Para España, por el contrario, lo conveniente sería que los tipos se elevaran.

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