Cajamadrid pide manos libres para el consejo al elegir al presidente de Iberia
El consejo de administración inicia hoy dividido su reunión para elegir al sucesor de Irala. Varios accionistas respaldan la designación de Fernando Conte, actual vicepresidente ejecutivo de ABB y consejero de la aerolínea Iberia. Conte cuenta también con el respaldo del ministro de Economía, Rodrigo Rato, y del propio Irala, según distintas fuentes cercanas a la empresa.
Sin embargo, entre algunos socios de referencia de Iberia, como Cajamadrid, existe un significativo malestar porque consideran que se puede estar hurtando capacidad de decisión sobre la sucesión al máximo órgano de administración de una empresa completamente privatizada, según otras fuentes.
Exigen manos libres, no sólo para elegir el nombre del sucesor de Irala, sino también para definir la estructura de la gestión de la empresa en el inmediato futuro.
El consejo debería primero debatir y decidir, según estas tesis, si se articula una presidencia institucional que se combine con la figura de un consejero delegado con plena capacidad ejecutiva o por contra, se establece una presidencia como la que ha desempeñado Irala, totalmente involucrada en el día a día. Una vez resuelto el dilema, se debería decidir la persona o personas idóneas para ocupar uno y otro cargo.
Las disensiones en el seno del consejo pueden provocar la designación hoy de un presidente interino de consenso, como Antonio Masa, o que se elija a un experto del sector que provenga de dentro o de fuera de Iberia.
La elección del actual presidente de Cajamadrid, y vicepresidente de Iberia, Miguel Blesa parece prácticamente descartada.
En todo caso, el apoyo del ministerio de Economía y los diferentes intereses entre los miembros del núcleo estable propician que, con toda probabilidad, se imponga la candidatura de Conte, bien como presidente ejecutivo o como consejero delegado.
Sea cual sea el nombre del nuevo presidente y la estructura de gestión que se implemente, los nuevos directivos de Iberia heredan un enorme capital de sus antecesores, pero también importantes retos de futuro.
El tándem Irala y Mullor ha logrado en siete años privatizar Iberia, consolidar su presencia bursátil, mejorar la cuenta de resultados tanto en el capítulo de gastos y de ingresos, como en el de beneficios. Ha renovado la flota, ha mantenido el pulso al colectivo de pilotos y al ministro de Fomento. En el ámbito internacional ha logrado agilizar la vida lángida de la alianza One Worldque comparte con sus accionistas British y American.
El sucesor o sucesores de Irala y Mullor debe enfrentarse al reto de las alianzas, pero también conjurar la amenaza del espectacular crecimiento de las empresas de bajos costes que en Estados Unidos han puesto contralas cuerdas a las aerolíneas convencionales.
Asamblea del Sepla para confirmar la nueva directiva
Coincidiendo con la reunión del consejo para elegir al sucesor de Irala, la sección de Iberia del sindicato Sepla reune hoy en asamblea al colectivo de pilotos para ratificar el nombramiento como máximo responsable a Alfonso Pizarro, en sustitución de Jaime Lacasa.El nuevo jefe del Sepla fue el piloto más votado en las elecciones que el sindicato realizó el pasado mes de diciembre para renovar parcialmente su junta directiva. Junto a Pizarro, lograron un respaldo importante la segunda mujer que entró como piloto en Iberia, María Urto, y Miguel Angel de Felipe.El desgaste sufrido por su antecesor, Lacasa, provocó a mediados de enero que se produjera la sustitución en la dirección del sindicato, sin que hasta la fecha se hubiera consultado la opinión de los casi 3.000 miembros del colectivo.De esta forma, la asamblea que hoy celebra el Sepla se ha convertido en un acto de convalidación del nombramiento de Alfonso Pizarro como líder de los pilotos de Iberia.Aunque es difícil etiquetar a las sucesivas direcciones del Sepla, fuentes de toda solvencia señalan que la caída de Lacasa se debe a que 'cerró todas las puertas de negociación con la dirección de la compañía'.El discurso que comienza a articular Pizarro contiene matices más dialogantes, aún dentro de la posición de dureza frente a la dirección de Iberia que caracteriza al sindicato.