Por una Bolsa europea
El reto de la integración de los mercados bursátiles europeos parece casi olvidado en una etapa en que la mayoría de los índices languidecen sin acabar de rebotar. Pero la fragmentación de los mercados sigue siendo una de las principales asignaturas pendientes de una unión monetaria que aún no puede aprovechar todo el potencial económico de sus miembros. Con o sin bonanza bursátil, los 12 socios del euro no pueden renunciar a un proceso de consolidación que facilite a empresas e inversores una liquidez financiera semejante a la de EE UU. La fusión de las Bolsas europeas, sin embargo, es un gesto inútil si antes no se unifica el entramado técnico y legal que permite la transacción de valores.
Los sistemas de compensación y liquidación de valores son la espina dorsal de una trastienda bursátil desconocida para la gran mayoría de los inversores, pero imprescindible para que sus operaciones se realicen con seguridad y puntualidad. Del mismo modo que la unión monetaria exigió la definición de un sistema europeo de liquidación de pagos (Target) que interconectó las operaciones de los bancos centrales, los mercados bursátiles que operan en euros necesitan un sistema compatible y, sobre todo, una regulación que haga de la compensación y liquidación de valores un proceso homogéneo en toda la Unión Europea.
El grupo de expertos de la Unión Europea que lidera el profesor Alberto Giovannini acaba de proponer un detallado calendario para lograr ese sistema en sólo 36 meses. Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, que se reúnen en Bruselas el próximo 13 de mayo, deben dar el indiscutible respaldo político a ese plan para que todas las partes implicadas (tanto entre las autoridades nacionales como en el sector privado) acometan urgentemente las reformas necesarias.
Hoy todavía existen 19 sistemas nacionales de liquidación, algunos incompatibles entre sí, y dos transfronterizos. La fragmentación desanima la inversión transfronteriza, pues la liquidación de una operación de ese tipo cuesta 10 veces más que una nacional. El inversor, por tanto, se ciñe a los valores disponibles en su mercado, lo que reduce tanto su capacidad de elección como las posibilidades de las empresas de buscar financiación, es decir, disminuye la potencialidad real de la Unión.
El grupo de Giovannini, que considera la actual situación 'extremadamente insatisfactoria' en la UE, asegura que, tan pronto como los mercados conozcan y acepten el plan, la consolidación de los sistemas de liquidación iniciará su andadura. Pero muchas de las barreras que impiden la unificación son de carácter fiscal y administrativo, por lo que corresponde a los Gobiernos nacionales la responsabilidad de derribarlas. Los Ejecutivos nacionales europeos están obligados a superar cualquier tentación proteccionista a favor de pequeños feudos locales; el reto sigue siendo contar con un mercado bursátil cuya liquidez refleje la potencia económica de la zona euro.