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Crisis de Irak

EE UU descarta trazar un 'plan de guerra' contra Siria

Powell reiteró las acusaciones vertidas desde finales de la semana pasada por su presidente, George Bush, y por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. 'Durante la ofensiva, fue introducido material bélico en Irak a través de Siria, Damasco también ayudó a escapar a varios oficiales iraquíes culpables', declaró en rueda de prensa el jefe de la diplomacia estadounidense.

Horas antes, el presidente del Gobierno español, José María Aznar, ya había descartado la posibilidad de una nueva ofensiva. Aznar afirmó desde Varsovia (Polonia) que 'no existe por parte de nadie la más mínima pretensión de extender' el conflicto de Irak a un 'país amigo' como Siria. El presidente explicó que la petición de mediación hecha por el presidente Bush no consiste 'en una cuestión concreta', sino en 'estrechar' las vías diplomáticas.

Las acusaciones de Rumsfeld y Bush de que Siria colaboraba con el régimen de Sadam Husein, apoya el terrorismo y tiene armas de destrucción masiva han sido fuertemente contestadas por la comunidad internacional. La portavoz de la ONU afirmó ayer que el secretario general, Kofi Annan, teme que las declaraciones 'contribuyan a ampliar la desestabilización en una región ya inestable y que ha sido fuertemente afectada por la guerra en Irak'.

La Liga Árabe también señaló ayer que la presión de Washington exacerbará la tensión en la zona. 'Lo que es más preocupante es que Israel ha entrado en esta situación. Es como echarle leña al fuego y hace la situación más tensa aún y más precaria', declaró ayer el portavoz de la liga, Hesham Youssef.

El Gobierno israelí volvió a azuzar ayer el enfrentamiento con Siria con unos agresivos comentarios del primer ministro, Ariel Sharon, en los que instó a la Casa Blanca a ejercer una 'fuerte presión' sobre Damasco. 'Bachir el Assad es peligroso. Su capacidad de discernimiento es limitada', declaró Sharon sobre el presidente sirio. Unas valoraciones que se alinean con las de Washington. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, calificó a Siria como 'una nación hostil'.

Sharon se despachó ayer contra Bassar, del que afirmó que es 'incapaz de sacar conclusiones de hechos muy obvios'. El primer ministro israelí afirmo que 'todo el que tenga ojos en su cabeza sabe que Irak estaba del lado perdedor, pero Assad pensó que EE UU iba a fracasar'.

El jefe del Gobierno hebreo acusa a Siria de patrocinar a las organizaciones terroristas como Hizbula y otras milicias radicales palestinas. Sharon también cree que Damasco ayudó al defenestrado régimen iraquí ocultando sus armas de destrucción masiva.

Sin embargo, el líder hebreo consideró que la línea a seguir debe ser la anunciada por Powell el lunes, sanciones de tipo económicas y diplomáticas. La Administración israelí es consciente de que Siria sí supondría una grave amenaza para Israel. Los informes de los servicios secretos israelíes señalan que el Ejército sirio posee misiles tierra-tierra del tipo Scud D, con un alcance de 700 kilómetros y misiles del tipo Scud B, con una capacidad de 300 kilómetros y preparados para portar armas químicas.

En un comunicado oficial, el Gobierno sirio rechazó ayer todas las acusaciones vertidas por Washington. Damasco señaló que 'la escalada en el lenguaje de amenazas y acusaciones por parte de algunos dirigentes estadounidenses está destinada a dañar la firmeza de Siria y a influir en sus decisiones nacionales, así como en la voluntad de otras naciones árabes'. Las declaraciones de Siria se vieron refrendadas por el Gobierno ruso, que calificó de infundadas las acusaciones. 'En Washington afirman que los políticos iraquíes buscados por la coalición angloestadounidense se ocultan en Siria, pero no dicen quiénes son y dónde se ocultan', declaró ayer un alto cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores.

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