Habilidad en el manejo de los futuros
El seguimiento diario y exhaustivo de los mercados financieros permite entender algunas de las reglas de un juego más complicado y difícil de lo que consideran aquellos inversores que entran ahora en escena al calor de la especulación desmelenada que ofrece la guerra en territorio iraquí.
La propaganda que en los últimos meses han hecho los grandes bancos de inversión y, por contagio, el resto de los intermediarios bursátiles y financieros es de parvulario, como cuando aprendíamos las primeras letras del abecedario. Se ha dicho que la incertidumbre es el enemigo declarado de las Bolsas y que con el final de la guerra se despejaba la incertidumbre. Fácil colegir, por tanto, que las Bolsas subirán con el pregón de la victoria, porque antes han bajado.
Hay varios asuntos, sin embargo, que conviene no despreciar. Las Bolsas ya iniciaron la subida antes del comienzo de la guerra y han llegado a superar, en el comienzo de la semana, los promedios previos a la invasión a Irak. Luego gran parte de la prima de guerra ya está en los bolsillos de quienes, como siempre sucede en los patios de la Bolsa, se han anticipado.
Pero lo más preocupante es el dominio, el control absoluto que tienen los fondos de inversión de alto riesgo de los derivados y otros instrumentos vinculados a los futuros. El seguimiento diario de los sucesos bursátiles, como se decía al principio, revela que el futuro del S&P es el que dirige la orquesta y el que dice cuándo hay que comprar más acciones o cuándo hay que hacer un pequeño descanso en la escalada alcista de los últimos días.
Los futuros se han apoderado, por enésima vez, de un escenario en el que representan obras y piezas teatrales a su antojo. Llegará un momento en que decidan finalizar la representación, quizá cuando el teatro esté más abarrotado de público entusiasta. Los fondos de alto riesgo son, en fin, cosa de muy pocos.