Babcock busca salida para 65 filiales
El fabricante alemán de maquinaria Babcock Borsig, que se declaró insolvente el pasado mes de julio, sigue buscando una salida para sus 22.000 empleados, una estrategia que, en gran parte, pasa por la venta de participaciones y filiales. Más de los 13.000 trabajadores del grupo se encuentran en Alemania, donde Babcock Borsig cuenta con una tradición de 111 años y la quiebra de la firma ha sido un duro golpe para la opinión pública.
Horst Piepenburg, presidente de Babcock Borsig, confirmó recientemente que 'un 80% de los empleos están asegurados', gracias a la venta de participaciones, el mantenimiento de la producción pese a la suspensión de pagos y la recolocación de trabajadores en nuevas filiales no sujetas al convenio colectivo y, por lo tanto, con condiciones laborales más flexibles. Sin embargo, el consorcio germano continúa reestructurándose y reduciendo su tamaño. 'Todas las participaciones están en fase de estudio', dijo una fuente cercana a la empresa.
Babcock Borsig tiene 65 de sus filiales en situación de insolvencia y se ha desprendido ya, entre otras, de su filial estadounidense y de parte de su división de energía y tecnología ambiental, que vendió a la sociedad japonesa Babcock Hitachi. 'EE UU no es una parte central de nuestro negocio', dijo Piepenburg tras la venta de parte de su filial estadounidense BBCC a Hudson Investment Group el pasado noviembre. La prensa alemana especuló sobre un precio de venta de 700 millones, pero la empresa no confirmó este supuesto.
La compañía germana estudia actualmente una solución para Babcock Borsig España, que no está afectada por la suspensión de pagos pero que pasa por una situación complicada. Thomas Schulz, portavoz de Babcock Borsig, dijo a este periódico que la empresa alemana mantiene 'conversaciones permanentes' con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y que se está intentando encontrar 'una solución conjunta'.
La SEPI exigió a los administradores de Babcock Borsig que contrataran a un consultor para analizar las posibles salidas de Babcock Borsig España (antes Babcock Wilcox) y pidió que se cierre este estudio lo antes posible. Desde la firma germana se desconoce, sin embargo, cuánto puede durar este proceso. 'Las conversaciones aún están en marcha', señalan.
La SEPI, por su parte, no quiere volver a hacerse cargo de la empresa española y su presidente, Ignacio Ruiz-Jarabo, ha insistido en que la normativa europea no permitiría al grupo público aportar más ayudas y la empresa terminaría en la quiebra.
Los problemas de Babcock Borsig España comenzaron el pasado mes de julio tras la venta de la entonces Babcock Wilcox, propiedad de la SEPI, a Babcock Borsig. La alemana presentó poco después suspensión de pagos agobiada por una deuda de 800 millones y no tuvo más remedio que buscar un comprador para la sociedad española. Anteriormente, el grupo industrial alemán ya negoció la venta de su filial española al fabricante asturiano de bienes de equipo Duro Felguera, conversaciones que finalmente fracasaron.
Ahora la SEPI busca una salida que a su juicio pasa por iniciar el camino de la liquidación ordenada de la empresa. Opinión de la que, de alguna forma, también participan los sindicatos de la compañía en España, partidarios de iniciar negociaciones para encontrar una solución. Algo que rechazan los administradores de la suspensión en Alemania.
Pérdidas millonarias
Más afortunada fue la venta el pasado mes de su división de energía y tecnología medioambiental a la japonesa Babcock Hitachi, que aunque comparte el nombre con la firma germana no tiene lazos empresariales con ella desde hace más de cien años. La compañía nipona adquirió el 90% de la Babcock Borsig Power (BBP), filial de Babcock Borsig creada el pasado octubre para agrupar los negocios de energía y tecnología medioambiental. Babcock Hitachi se comprometió a mantener los 2.600 empleos de BBP.
La pasada semana, Babcock Borsig presentó sus resultados del último año fiscal, que resultaron desastrosos. Entre octubre de 2001 y septiembre de 2002 el consorcio perdió 3.056 millones, debido principalmente al proceso de insolvencia en marcha. El año fiscal se acortó de forma extraordinaria en un mes, pues la firma presentó suspensión de pagos el 1 de septiembre. En el ejercicio anterior, Babcock Borsig registró unos beneficios de 26 millones de euros.
El gigante alemán que sobrevivió a dos guerras
Fundada en 1891, Babcock Borsig es una de las empresas alemanas con más solera y ha logrado sobrevivir a las dos guerras mundiales y a la caída del muro. Durante el periodo del Gobierno nazi y la Segunda Guerra Mundial, la compañía atravesó dificultades, ya que, en ese momento, la mayor parte de su capital estaba en manos británicas.Sin embargo, esta circunstancia fue la que la salvaría precisamente del desmantelamiento tras la derrota alemana en la contienda. Después de la caída del muro de Berlín en el año 1989 y con la reunificación de las dos Alemanias, Babcock Borsig se hizo con una buena posición en el este del país y supo aprovechar las posibilidades de negocio en esa zona.La suspensión de pagos declarada el pasado julio llegó tras meses de luchas y el fracaso definitivo de las negociaciones con los bancos acreedores. Ante la situación, la plantilla se mostró dispuesta, incluso, a renunciar a buena parte de su salario y a recortar las horas de producción, pero todo fue en vano.En la cuenca del Rin, Babcock Borsig es uno de los principales creadores de empleo y en todas sus fábricas en Alemania contaba en el momento de la insolvencia con una plantilla total de13.000 personas.La suspensión de pagos de la multinacional se sumó a otras muy sonadas en Alemania, como las del grupo de comunicación Kirch o la constructora Holzmann. El año pasado el número de insolvencias alcanzó en el país la cifra récord de 84.428, un 70% más que en 2001, debido a la crisis económica y a los cambios en la legislación.