Siria e Irán advierten que la ofensiva alimentará el extremismo
Los Gobiernos de Siria e Irán advirtieron ayer del creciente sentimiento antiestadounidense que ha creado en todo el mundo árabe la invasión de Irak por parte de los ejércitos de EE UU y del Reino Unido. Teherán y Damasco creen que la guerra traerá como consecuencia un ascenso del integrismo y una inestabilidad que Washington no podrá controlar.
'EE UU y el Reino Unido no lograrán tomar el control total de Irak. Habrá una resistencia muy fuerte', declaró ayer el presidente sirio, Bashar al Assad, en una entrevista con el diario libanés As-Safir. 'Pero si tienen éxito, y deseamos que no tengan éxito y dudamos que lo tengan, habrá una creciente resistencia popular árabe que, de todas maneras, ya ha comenzado', aseguró al Assad.
'La intensificación de las acciones militares, la muerte de civiles y el ataque a sitios sagrados en Irak aumentará la hostilidad y, por lo tanto, el extremismo en la región', vaticinó, por su parte, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Kamal Kharrazi, en un comunicado publicado por la agencia oficial iraní de noticias, IRNA.
Críticas en los periódicos
Las imágenes de la matanza de civiles iraquíes provocada por dos misiles que cayeron en un barrio popular de Bagdad han disparado los odios. Los periódicos árabes calificaron ayer de 'carniceros' a los estrategas estadounidenses y británicos. El diario egipcio Al Ahar condenó los hechos, que calificó de 'matanza estadounidense de civiles'. L'Opinion de Marruecos tildó las explosiones de 'ataque asesino'y el diario palestino Al Hayat lamentó lo que denominó como 'salvaje bombardeo' de Bagdad. El Pentágono ha intentado contener la furia árabe negándose a reconocer categóricamente que el incidente sea obra suya y esgrimiendo la teoría de que la desgracia pudo ser causada por misiles iraquíes disparados accidental o intencionadamente.
A medida que el conflicto se prolonga y las víctimas civiles aumentan, el enfado árabe crece. Una furia dirigida también contra sus Gobiernos, a los que la población considera corruptos y colaboracionistas de la Casa Blanca. Arabia Saudí, aliado clave de Washington, ha reconocido que cuanto más larga sea la guerra, más en peligro estarán las 'buenas relaciones' entre ambos países.