El 30% de las familias tiene ordenador y sólo el 56% compra el automóvil nuevo
La transformación de España en una sociedad de consumo -masivo, habría que añadir- ha modificado sustancialmente la vida y las pautas de compra de los españoles en los últimos 25 años.
El aumento de su capacidad adquisitiva -la renta per cápita ha crecido casi un 90% en los últimos 20 años- ha venido acompañada de un fuerte aumento de los bienes y los hábitos de consumo. ¿Quién no tiene hoy una lavadora, un frigorífico, un coche o un televisor en su casa? ¿Quién no come al menos una vez a la semana fuera de su hogar?
El profesor Javier Alonso Rivas y su equipo de la Universidad Autónoma de Madrid afirman, en el informe que han elaborado para el Ministerio de Sanidad y Consumo con motivo del Día Mundial del Consumidor, que existe horno o microondas en más de la mitad de los hogares españoles y frigorífico, lavadora automática y coche en el 90% de las casas. Con todo, resulta curiosa la tendencia de los españoles a comprar automóviles de segunda mano, pues sólo el 56,43% de los hogares tienen un vehículo nuevo.
Ordenador, un bien escaso
Otra cosa muy distinta es el lavavajillas, que sólo tienen el 20% de las familias, y el ordenador, que está presente en el 30% de las viviendas, aunque en este caso existen diferencias que se mueven entre el 17,34% de Extremadura y el 41,1% de Madrid, según datos correspondientes a 2000.
Los hábitos de consumo también han cambiado a lo largo de estos 25 años. El gasto en consumo se ha multiplicado por 8,12 veces entre 1980 y 2001 y en el año 2000 el gasto medio superó por primera vez y por persona los 6.050 euros.
Mientras el dinero que se dedica a comida, ropa y calzado, muebles y enseres para el hogar y servicios médicos ha crecido notablemente por debajo de la media; los grupos de vivienda, calefacción, transporte y comunicaciones, esparcimiento y cultura y, sobre todo, otros bienes -como viajes o comidas fuera de casa- han crecido más rápidamente que la media, mostrando así el cambio de preferencias de los españoles y la diversificación de sus hábitos de gasto.
Hoy en día, de los 6.050 euros que cada español dedica al consumo privado, el 30% lo dedica a pagar el piso, el gas, el agua y la electricidad, y el 18,3%, a comprar alimentos y bebidas. Pero a ese porcentaje habría que sumarle la parte correspondiente a hoteles, cafés y restaurantes, que en su conjunto alcanza otro 8,6%.
Este hecho revela una profunda transformación de los hábitos, que transciende el ámbito económico. Los consumidores hacen efectivo una parte sustancial de su gasto en la compra de servicios y no en bienes para consumir en el hogar.
El cambio ha sido paralelo al de otros países de la Unión Europea, como Irlanda o Italia. Pero estos países, junto a Francia y, en menor medida, Irlanda y Suecia siguen dedicando una parte importante de su renta a comprar alimentos.
El hecho de que el nivel de renta y la evolución de estos Estados sea tan diferente hace pensar que son los factores culturales los que explican el distinto comportamiento del gasto respecto a ingleses, luxemburgueses o alemanes, que dedican a comida sólo el 10% o el 11% de su renta para consumo.
España también se sitúa entre los países que más dinero dedica a comprar ropa y zapatos, junto a Portugal, Grecia e Italia. Y por encima de la media aparece el gasto en restaurantes y hoteles, junto con Luxemburgo y Grecia y en menor medida el Reino Unido.