Warren Buffet dice que las Bolsas siguen caras y añade más presión a los mercados
La llaman el oráculo de Omaha. Se trata de la carta anual que desde hace 38 años el inversor con más prestigio de Wall Street, Warren Buffet, dirige a sus accionistas de la firma Berkshire Hathaway, con sede en Omaha, en el Estado de Nebraska. Y en la última misiva, Buffet se muestra abiertamente desconfiando sobre las valoraciones de las Bolsas y muy preocupado por las prácticas de algunos inversores en los mercados de derivados.
'Nos cuesta encontrar compañías por las que sentirnos atraídos. Esta situación es fruto de las increíbles valoraciones que se alcanzaron en la gran burbuja. Desafortunadamente, la resaca puede llegar a ser proporcional a la borrachera'. Así de pesimista se muestra Buffet sobre la renta variable, un terreno del que asegura se mantendrá al margen hasta que no vea la probabilidad de obtener rendimientos anuales del 10%. 'El estar sentado, esperando, no es divertido. Pero las inversiones exitosas requieren, de forma ocasional, la inactividad', afirma el gurú.
La palabras de Buffet llegan en un momento muy complicado. Las Bolsas sufrían ayer un nuevo revés en medio de la creciente tensión geopolítica. En Europa las caídas estuvieron entre el 3,92% de Amsterdam y el 1,91% de Francfort, mientras que Wall Street mostraba pérdidas cercanas al 1% en el periodo de coincidencia operativa.
No obstante, donde el multimillonario se muestra más crítico es con la actividad en los mercados de derivados. Para Buffet, los derivados son el verdadero eje del mal de las Bolsas. Así, el veterano inversor considera que los contratos de futuros son 'armas de destrucción masiva' que ponen en peligro el buen funcionamiento de los mercados.
Buffet considera que los contratos de derivados invitan a la contabilidad engañosa, ya que las instituciones que invierten en estos instrumentos suelen valorarlos sobre suposiciones altamente imprecisas y siempre con un sesgo positivo para la firma, a pesar de que se trata de negocios con muchas probabilidades de no llegar a buen puerto.
Los contratos de derivados son instrumentos de inversión que normalmente suponen transacciones futuras ligadas a variables como las acciones, los tipos de interés o los índices bursátiles. En los últimos años han experimentado un fuerte crecimiento promocionados por los bancos de inversión, que han visto en ellos una forma de cobertura, pero también una manera de aprovecharse de los vaivenes del mercado para ganar dinero.
El inversor estadounidense recuerda que las actividades en los mercados de derivados ya han causado problemas en sectores como el de la electricidad o las empresas gasistas. Estas prácticas con derivados han disminuido significativamente en estas dos industrias, pero el negocio de los derivados se está extendiendo a otros campos sin el control de las autoridades.
El gestor de Berkshire se muestra implacable con la actitud de algunos gestores o responsables de compañías que a través de los derivados buscan maquillar un mal año de negocio. 'Los errores en la contabilidad fruto de las apuestas en derivados tienen como objetivo aumentar el bonus del gestor o bien favorecer al presidente que quiere impresionar con ganancias suculentas', sostiene el gurú.
Por último Buffet recuerda que algunas transacciones en derivados llevan cláusulas añadidas que obligan a las compañías a cubrir con créditos el riesgo a un recorte en la calificación de solvencia. Cuando esto ocurre y el perfil de riesgo aumenta, las compañías ven como aumenta de forma considerable su deuda, provocando nuevos recortes de solvencia. 'Una espiral que puede derretir a una compañía', concluye.
Wall Street prevé nuevas alertas sobre beneficios en la tecnología
A poco menos de un mes para el cierre del primer trimestre del año, los analistas de Wall Street prevén un aumento del 15% en los beneficios del sector tecnológico, de acuerdo con las cifras que maneja la firma de recopilación de datos First Call. No obstante, pocos confían en que este ritmo de crecimiento se mantenga a lo largo del ejercicio.Las previsiones del primer trimestre parecen, por el momento, razonables. Por una parte, las metas son alcanzables si tenemos en cuenta que la referencia de la que se parte, la de los primeros tres meses de 2002, ya fue muy baja. Asimismo, en el último trimestre del año pasado, muchas compañías redujeron sus previsiones lanzando alertas sobre beneficios para el actual periodo trimestral, lo que explica que ahora se esperen pocas sorpresas negativas. Sin embargo, tras un primer trimestre en calma, algunos inversores temen que muy pronto empiecen a llover las advertencias de menores beneficios. De acuerdo con First Call, las previsiones para todo el año apuntan a un crecimiento del 30% en los beneficios del sector tecnológico, una cifra que algunos ven demasiado ambiciosa teniendo en cuenta que el gasto en tecnología de las compañías no repunta al mismo ritmo. Los pedidos de bienes de capital crecieron en enero un 2,1% en EE UU, algo más de lo que esperaba el mercado. No obstante, las cifras de gasto en bienes duraderos de las empresas (como coches y ordenadores) suelen ser volátiles y erráticas en los primeros meses de cada trimestre, ya que muchas empresas ejecutan entonces pedidos para todo el trimestre. Asimismo, hay subsectores dentro de la tecnología, como el de servicios de telecomunicaciones y los semiconductores, en los que se espera una caída de beneficios de entre el 20%-25%, lo que baja sensiblemente la media del sector.