Ahold se hunde un 63% en Bolsa tras admitir irregularidades en sus cuentas
Un escalofrío de pánico recorrió ayer de nuevo la columna vertebral de las finanzas internacionales. La confianza se volvió a ver sacudida por un escándalo contable. A la multinacional de distribución holandesa Ahold le correspondió el dudoso honor de ser la primera compañía europea en admitir que sus cuentas de 2001 y 2002 están manipuladas.
Henny de Ruiter, presidente del grupo holandés, tercera empresa de distribución del mundo, aseguró ayer que la compañía ha descubierto una serie de irregularidades contables en sus balances que reducirán su beneficio de 2001 y el de los tres primeros trimestres de 2002 en unos 500 millones de dólares.
La manipulación contable se produjo en su filial estadounidense Foodservice. Ahold no dio detalles sobre la forma en la que se habían producido esas manipulaciones. Se limitó a decir que la investigación seguía abierta en virtud de una orden expresa del comité de auditoría del consejo de administración.
En este sentido, precisó que un número no determinado de ejecutivos de la compañía en Estados Unidos habían sido ya suspendidos. Comentó que entre ellos no se encuentra el máximo responsables de Foodservice, James Miller
Sin embargo, el descubrimiento del escándalo provocó el despido fulminante del consejero delegado, el hasta ahora todopoderoso Cees van der Hoeven, y del director financiero, Michel Meurs.
En paralelo, Ahold aseguró que va a modificar el sistema de consolidación de algunas de sus filiales y precisó que se dispone a revisar algunas 'transacciones dudosas' que ha detectado en su filial argentina, Supermercados Disco. Sin embargo, no cuantificó el impacto que estas transacciones podrían tener en sus cuentas, ya que la 'investigación en estos momentos continúa en marcha'.
El anuncio de la manipulación contable desencadenó un auténtico pánico vendedor del valor. En pocos minutos se evaporaron 5.800 millones de capitalización bursátil. Las alarmas saltaron en los despachos de los analistas y de las agencias de calificación de riesgos. La cotización del gigante holandés cayó un 63%, hasta 3,59 euros por acción.
Rebajas
Standard & Poor's se apresuró a rebajar la calificación de la deuda a largo plazo a niveles de bonos basura y Moody's advirtió que situaría el rating de la empresa por debajo del grado de inversión. La situación adquirió tal cariz que varios analistas de BNP Paribas afirmaron ayer que la compañía entraba en un terreno serio de insolvencia.
El escándalo atrapa al grupo Ahold en mitad de un intenso proceso de reestructuración. La compañía, que había reconocido hace sólo unos meses serios problemas de rentabilidad, tiene en marcha un programa de venta de activos no estratégicos con el objetivo de recortar su abultada deuda que alcanza unos 12.300 millones de euros. Fuentes oficiales se apresuraron ayer a confirmar que esta estrategia no variará.
La compañía sí se vio obligada a admitir que retrasará la presentación de sus resultados correspondientes a 2002. Y el auditor Deloitte & Touche decidió paralizar su informe de auditoría sobre las cuentas de 2002 a la espera de que culminen las investigaciones en curso. Su portavoz aseguró que 'avalan plenamente el trabajo que han realizado para Ahold'.
El grupo ya había advertido, antes de descubrirse las manipulaciones contables en su filial, que sus beneficios netos serían menores de lo previsto inicialmente, algo que ayer se recalcó. Henny de Ruiter aseguró ayer que 'no tenemos intención de desagregar Ahold, continuamos teniendo plena confianza en el futuro de nuestra filial estadounidense Foodservice, y no tendremos problemas en atender nuestra obligaciones en materia de fondos de pensiones', precisó.
Desde 1995, Ahold ha invertido 19.000 millones de dólares (17.527 millones de euros) en la compra de 74 empresas del sector. Esa política de adquisiciones, que no ha dado los resultados apetecidos, parece estar en la base de la actual crisis.
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