Los analistas alertan de la debilidad de Latinoamérica ante una guerra en Irak
Las principales Bolsas europeas y Wall Street hace ya meses que vienen pagando el precio de la incertidumbre que supone la amenaza de guerra. De hecho, desde que el pasado 8 de noviembre la ONU aprobara la famosísima resolución 1.441, la evolución de los índices es claramente negativa, con un descenso del 8% para el S&P 500 estadounidense y una caída del 12% para el Stoxx 600 europeo.
Sin embargo, algunos mercados emergentes, como los latinoamericanos, han vivido una tranquilidad, y en algunos casos bonanza, que contrasta con los retrocesos en Europa y EE UU. Catapultado por la buena acogida que ha tenido el presidente de Brasil, Lula da Silva, entre los inversores internacionales, el índice Bovespa ha subido cerca del 7% desde la resolución de la ONU. El Merval ha ganado un 33% en el mismo periodo y el Mexbol cede el 3,5%, considerablemente menos que las principales Bolsas mundiales.
Algunos analistas creen que esta aparente inmunidad de Latinoamérica no está justificada. En un informe reciente, el estratega de renta fija de Merrill Lynch Tulio Vera alertaba que muchos inversores han optado por mantenerse sobreponderados en mercados emergentes, confiando en la posibilidad de que el conflicto, de haberlo, sea corto y las consecuencias mínimas. No obstante, Vera señalaba que esta actitud no hace más que incrementar el peligro a una huida masiva de estos mercados si la cosa empieza a ponerse fea.
'Ha llegado la hora de posicionarse tácticamente ante el conflicto en Irak', apuntaba el estratega de Merrill. Una de estas recomendaciones tácticas de Vera es infraponderar el peso de Brasil y Ecuador, dos países muy endeudados y cuyos mercados presentan una correlación clara con la aversión al riesgo de los inversores. Por las misma razones, aconseja extremar la cautela en México, un mercado íntimamente ligado a EE UU y que puede verse afectado por la desaceleración en el crecimiento estadounidense.
José Luis Martínez, economista de Citigroup, sostiene que los efectos 'teóricos' sobre Latinoamérica son claros. 'La incertidumbre provoca que los inversores sean más selectivos, lo que en principio debería frenar los flujos de capitales hacia la zona', destaca Martínez.
Para el economista de Citigroup, una guerra en Irak más prolongada de lo previsto podría generar en Brasil, la mayor economía de la zona, un situación muy dañina. 'Subirían aún más los precios del crudo, algo malo para una economía netamente importadora de petróleo como la brasileña. Asimismo, la propia inestabilidad de los mercados provocaría una mayor aversión al riesgo de los inversores, caída del real y subida de los tipos de interés. Considerando el elevado peso de la deuda referenciada a la inflación, tipos de interés y en divisas, entramos en un círculo vicioso. En mayor o menor medida podemos extrapolar el razonamiento anterior al resto de los mercados emergentes'.
No obstante, los analistas también destacan que todo ello es lo que en teoría debería producirse. 'En la práctica, los datos de flujos de capitales hacia Brasil siguen siendo fuertes y la evolución de la moneda y la Bolsa está en consonancia con el resto de países', añade Martínez.
En Merrill Lynch consideran que Rusia, por el peso de su industria petrolera, es hoy por hoy el mejor refugio entre los emergentes ante la crisis iraquí. Tulio Vera destaca también que si al final el conflicto bélico se resuelve de forma rápida, será también un buen momento para entrar en mercados como el brasileño aprovechando la caída previa de los precios por la actitud defensiva que hayan podido tomar los inversores internacionales.