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El escenario prebélico

El oro vuelve a su papel de refugio para los inversores

La moneda por excelencia, el último refugio de valor en los momentos de grave crisis, es protagonista nuevamente. Desde el último trimestre de 2001, el precio del oro viene subiendo de forma paulatina y sostenida. De los 300 dólares por onza a los que cotizaba en enero de 2002, el viernes cerró en 371,6 dólares. Una subida del 25% en poco más de un año.

En los últimos meses, la situación prebélica declarada por Estados Unidos a Irak ha impulsado con más fuerza el ascenso del metal precioso. En noviembre del año pasado, el oro cotizaba a unos 320 dólares la onza, lo que significa que la subida desde entonces ha sido de un 15%.

Bien mirado, el conflicto con Irak no ha hecho más que profundizar una tendencia que hunde sus raíces en los desequilibrios económicos más profundos. Desde comienzos de 2001, fecha en la cual el impulso del oro se afirma, la situación de la economía de Estados Unidos y del conjunto de la economía mundial inició un periodo de estancamiento y, en algunos trimestres, de recesión.

La crisis latinoamericana, con Argentina como mayor detonante, se ha agravado sin cesar en los dos últimos años. Aún más importante, la caída de las Bolsas de los dos últimos años, con su secuela de quiebras de la envergadura de Enron y Worldcom, se reflejó directamente en la creciente volatilidad monetaria.

Esa turbulencia creciente no es más que la otra cara del ascenso del oro. La desvalorización del dólar, agravada por la bajada de tipos por parte de la Reserva Federal, y el errático comportamiento del yen y de la economía japonesa han fortalecido al euro. Ahora, la incertidumbre devuelve al oro su papel de reserva última de valor.

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