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Piratería

Detrás del 'top manta'

La piratería en la calle está controlada por mafias organizadas que el año pasado movieron unos 75 millones de euros.

La banda del Dragón Azul, la mayor red dedicada a copiar y distribuir CD ilegales en la capital de España, operaba en 11 pisos repartidos por toda la ciudad. Más de 40 personas trabajaban día y noche, en unas condiciones infrahumanas, para duplicar a toda velocidad y con calidad casi perfecta los últimos grandes éxitos de Bisbal, Bustamante, Álex Ubago, Amaral, Maná, etc. Esta banda, controlada por ciudadanos chinos, era capaz de producir 300.000 discos piratas al día gracias a las 380 torres de grabación con que contaban, que habrían reportado unos beneficios de 270.000 euros (45 millones de pesetas), limpios de impuestos, derechos de autor y sin costes laborales. Las personas encargadas de copiar eran inmigrantes ilegales, que pagaban con su trabajo la deuda contraída con la organización que les trajo a España.

La detención, el pasado mes de enero, de esta banda, a la que se le incautaron 240.000 CD y DVD, supone un certero golpe policial, pero es sólo un pequeño paso en la lucha contra la piratería, que afecta ya al 40% de las ventas del mercado discográfico español (unos 32 millones de discos), según la Asociación Fonográfica y Videográfica de España (Afyve). La piratería musical no vivía un auge parecido desde la década de los ochenta, cuando las ventas de casetes ilegales llegaron a representar el 47% del mercado. Pero la mala calidad de las copias, que se enganchaban y averiaban las radios de los coches, ahuyentaron a los consumidores. La industria de la música ha vivido tranquila desde entonces. La piratería se cebaba exclusivamente con el mercado del software y los videojuegos, que cuenta con unos índices de copias ilegales por encima del 50%, hasta que los ordenadores y las grabadoras para discos compactos alcanzaron un precio muy asequible. Una torre de grabación con siete bandejas de entrada ronda los 1.200 euros y cualquier usuario particular puede comprar una grabadora para su PC por menos de 240 euros.

Así, desde 1999 las calles se han ido cubriendo de mantas con los discos del momento y hoy el fenómeno está afectando cada vez más al cine con las copias de DVD (alrededor del 8%). Los autores, cantantes, casas de discos y tiendas decidieron tomarse en serio el asunto que empezaba a afectar directamente a su negocio, creando la Mesa Antipiratería y solicitando una acción policial intensiva.

'La hipocresía social cree que, al comprar un CD al mantero, se está haciendo un favor a un pobre hombre que no tiene otra forma de subsistir', afirma Miguel Pérez Solís, director de la Oficina de Defensa de la Propiedad Intelectual, de la Sociedad General de Autores (SGAE). 'Sin embargo, se incurre en un delito y se favorece en realidad a una mafia que está explotando a los inmigrantes ilegales'.

Las redes mafiosas que controlan este lucrativo negocio mueven 75 millones de euros al año y están casi exclusivamente en manos de ciudadanos chinos y senegaleses, según el sargento Pastor, perteneciente a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. 'Hace tres años, el 50% de los detenidos eran españoles. Hoy no llega al 2%', afirma. Los cabecillas de las bandas suelen llevar años instalados en España, con su situación legal regularizada. La Guardia Civil ha detectado que muchas redes, especialmente las chinas, cuentan incluso con empresas de informática completamente legales que les sirven de tapadera y a través de las que se surten de equipos informáticos para realizar las copias e importan grandes cantidades de CD vírgenes de países asiáticos.

Estos cabecillas suelen tener una conexión en China con el verdadero responsable de la banda, que se dedica a otros negocios ilegales y les envía la mano de obra. Los senegaleses llevan menos tiempo controlando la producción. Normalmente se dedican a la venta en las calles, pero en los últimos tiempos han tomado poder e instalado también sus propios centros de copiado.

Las organizaciones han ido sofisticando sus métodos para burlar la vigilancia policial. Antes, en un mismo piso se concentraban los equipos para grabar, las fotocopiadoras para fabricar las carátulas y allí mismo acudían los 'manteros' para comprar el material que venden luego en las calles. Pero con el aumento de las detenciones se han desligado los distintos puntos de producción y ahora se reparten en dos o tres locales. Así, si un vendedor es detenido, sólo conoce la dirección del punto de venta y el resto de la red queda a salvo.

En el barrio de Lavapiés, en Madrid (ciudad donde se concentra el 70% de la piratería), están la mayoría de los pisos dedicados a la distribución, mientras que los centros de copia suelen estar en las afueras, en poblaciones como Navalcarnero, Getafe y Pinto. El gran misterio que sigue sorprendiendo a la policía y a la industria es cómo logran poner en la calle un álbum al mismo tiempo e, incluso, muchas veces antes de que llegue a las tiendas. El presidente de Afyve, Carlos Grande, cree que es muy difícil descubrir quién roba esos estrenos. 'Puede haber infiltrados en los estudios o en los transportes. En el proceso de elaboración de un disco interviene tanta gente que es imposible descubrir al responsable', afirma. Nunca ha habido una detención que implique a alguien de la industria, pero la policía está extendiendo sus investigaciones dentro del sector.

En la calle, con el disco ya copiado, los manteros tienen sus propias reglas y actúan en grupo. Los que se encargan de tender la manta y vender al público siempre están arropados por los 'aguadores', que avisan de la llegada de la policía. Los vendedores conocen la ley y por eso nunca llevan mercancía por valor de más de 60 euros, el límite para que sea considerado una falta en vez de un delito. La recarga de existencias se resuelve muchas veces sin necesidad de acudir de nuevo al piso, con camionetas cercanas que acumulan decenas de discos.

La competencia entre los manteros ha hecho que las bandas se repartan las zonas más comerciales y también se ha notado en los precios. Si hace un año un CD pirata costaba seis euros, la oferta actual es de dos discos por tres euros. El margen de beneficios se reduce para el que vende, pero no para el que copia, ya que se han abaratado los costes de producción, sustituyendo las carcasas rígidas por bolsitas de plástico. Antes, producir un disco les costaba 50 céntimos y ahora sólo 10 céntimos.

'Yo compro a un euro y vendo a dos. No es tan buen negocio para nosotros, tenemos que estar todo el día corriendo para que la policía no nos detenga y hay demasiada competencia', asegura un senegalés que lleva dos años en España vendiendo discos piratas en la calle Preciados, de Madrid. Este mantero, cuya situación es aún ilegal, no ve otra vía de subsistencia y se defiende alegando que 'a los españoles les gusta comprar discos falsos'.

En este punto está de acuerdo Pérez Solís, de la SGAE, quien explica que el fenómeno de la piratería en España, convertida en referente de la delincuencia organizada internacional, ha cuajado sobre todo porque 'el español es un consumidor no exigente'. Para la mayor parte de los damnificados, la solución pasa por una labor de educación y una mayor concienciación por parte de la ciudadanía. Pero esto lleva mucho tiempo. Mientras, se discuten otras medidas, como la polémica bajada de precios de los discos y un endurecimiento de las leyes.

Perfil del comprador

El 67% de las personas que compran CD en la manta no habían adquirido antes un disco, según constata la SGAE en una encuesta para determinar el perfil del consumidor de discos piratas. La principal razón por la que acuden al mercado ilegal es el precio. Otras causas alegadas por los encuestados fueron reconocer que se es un 'consumidor compulsivo' y que la manta está 'cerca de casa'.

Penas mucho más duras

El Código Penal es mucho más duro con la piratería, a través de una reforma aprobada por el Consejo de Ministros el 21 de enero pasado. A partir de su entrada en vigor, las penas por estos delitos se elevarán de seis a 12 meses. Además, el material incautado se valorará a precio real de mercado, por lo que se considerará un delito y no una falta. También se endurecerán las multas.

Polémica con los precios

Alaska y Robbie Williams han provocado un cisma en la industria al declarar que los CD son demasiado caros, lo que alimenta el mercado negro. El sector cree que no se deben mezclar estos dos temas, porque un alto precio no justifica un delito. Pero sí hay unanimidad para intentar que el disco no sea considerado un artículo de lujo, sino cultural, y se le aplique el IVA de los libros.

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