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El heredero de Napster se bate en tribunales

No entienden la era digital, tienen el control del entretenimiento'. Con estas dos acusaciones, Sharman Networks, dueña del portal de intercambio de ficheros de audio y vídeo Kazaa.com, ha hecho de su defensa en los tribunales un ataque. El grupo de inversores que sostiene este portal ha respondido con una demanda a la a su vez interpuesta por varias casas de discos y productoras de cine acusándoles de que dan acceso a música y películas a millones de internautas que no pagan derechos de autor.

Las empresas contra las que Sharman ha hecho esta acusación, Metro-Goldwyn-Mayer Studios, Columbia, Disney, Paramount, BMG, EMI, Sony, Universal y Warner, ya han calificado la demanda como 'de risa' y no dejan de recordar que llega poco después de que el juez desestimara la pretensión de Sharman de no ser juzgada en EE UU por no tener la sede fiscal en este país.

De una forma más o menos chusca, según el criterio de los acusadores ahora acusados, el caso se ha convertido ya en uno de los más importantes por lo que se refiere al alcance práctico de la jurisdicción norteamericana en la guerra de derechos de autor en la Red.

Y es que en la acusación de monopolio que hace Sharman se explica que el objetivo de la compañía es cerrar el portal en vez de buscar la manera de que las canciones y las películas puedan descargarse en los discos duros de tal manera que los usuarios que intercambian los ficheros puedan pagar los royalties.

Los creadores de Kazaa, los más prominentes herederos del ya cerrado Napster, aseguran que la industria del entretenimiento no quiere más que el cierre de este portal para promocionar los suyos propios, MusicNet y Pressplay, unos sitios en Internet donde sí se pagan royalties. En un exceso de candidez, Sharman asegura que conscientemente nunca ha permitido o aprobado conductas que ataquen el derecho de autor, pero que no puede controlar el comportamiento de los más de 197 millones de usuarios que intercambian ficheros en todo el mundo.

La compañía asegura que compró el sistema a los fundadores de la empresa para poner en marcha otro de distribución que permitiera el pago de royalties a artistas y compañías de discos. De momento eso no ocurre, y hay una media de 600.000 usuarios intercambiando ficheros libremente y con calidad digital cada hora que el programa está abierto.

Algunos abogados aseguran que no se puede acusar a nadie por estar 'detrás de los tiempos', como hace Sharman con los responsables de la industria del entretenimiento, y que la defensa y el ataque ante los tribunales puede costarle a Kazaa mucho dinero como para no intentar un acuerdo amistoso que desemboque en una situación similar a la que se dio con el portal Napster, el primero de esta clase.

Mil Kazaas nuevos

Los usuarios aseguran que por un Kazaa que se cierre saldrán mil nuevos, por mucho que la industria termine ganando caso por caso, algo que lleva haciendo desde hace tres años cuando emergieron estos portales de intercambios.

La Asociación Americana de Casas de Discos (Riaa en sus siglas en inglés) ha abierto otros frentes de ataque a la piratería en Estados Unidos. El último es ir directamente contra los usuarios. En este sentido, ya se han identificado a algunos de éstos y se han interpuesto las demandas correspondientes.

Una de sus más recientes victorias fue conseguir en primera instancia que un juez les reconozca incluso la capacidad de solicitar a las compañías telefónicas mediante requerimiento no judicial la identidad de los usuarios a los que provee Internet para llevarlos posteriormente a los tribunales.

La Riaa se ampara en una ley nacida en 1998 en EE UU bajo el nombre de Digital Milenium y que da amplio margen a las empresas de entretenimiento para perseguir lo que consideran infringe el derecho a la propiedad intelectual. Los días del intercambio de ficheros pueden estar más contados de lo que los internautas quisieran.

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