El lobby pro opciones de EE UU ataca la ley europea
'La vieja Europa'. Primero fue Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, quien desdeñó con esta frase la postura franco-alemana en el conflicto de Irak. Ahora es Alfred Berkeley, vicepresidente del mercado Nasdaq, quien a través de una furibunda carta al FASB (el Consejo de Estándares Contables Financieros de Estados Unidos) despacha su enfado contra la influencia de Europa en la reglamentación contable internacional de las opciones sobre acciones (stock options).
La FASB ha abierto un periodo de deliberaciones para decidir si adopta o no el sistema propuesto por el Consejo de Estándares de Contabilidad Internacional (IASB), en el cual las empresas están obligadas a contabilizar las opciones como gasto. En Estados Unidos la decisión es opcional, y algunas empresas como Coca-Cola, Boeing y The Washington Post han decidido adoptar esta fórmula.
En su carta al FASB, Berkeley asegura que los europeos intentan 'rebajar a América a su penoso nivel de innovación y movilidad laboral con su apoyo a la convergencia de los estándares contables'. La misiva cita desde el papel jugado por EE UU en la reconstrucción europea tras la II Guerra Mundial hasta la orientación hacia 'la deuda en lugar del mercado que hay en la sociedad europea'.
El vicepresidente del Nasdaq, cuyo índice ha perdido un 74% desde febrero de 2000 debido, entre otras cosas, a la crisis de confianza provocada por escándalos contables, afirma en su carta que 'actitudes antiguas probablemente han sellado el futuro de las stock options en Europa'.
La polémica sobre la contabilidad de las opciones no es nueva en EE UU. Como señala Edmund Hodgeon, socio de PwC, ya en 1995 se intentó introducir una norma para contabilizarlas como gasto, 'pero hubo tal polémica que al final quedó a elección de las empresas'.
El debate se ha reabierto por la debacle causada por la caída de Enron, Worldcom y otras compañías debido a sus escándalos contables.
Uno de los mayores defensores de la contabilidad como gasto de las opciones sobre acciones ha sido el inversor Warren Buffet, que desde su puesto como consejero de algunas empresas solicitó que se regularizaran unos pagos que aparecían en meras anotaciones a pie de página y que las empresas aducen que son difíciles de contabilizar por la ejecución diferida en el tiempo de la venta de las acciones.
Buffet consiguió que Coca-Cola anotara como gasto las opciones y la compañía admitió que las stock options eran nominalmente salario.
La contabilización de las stock options como gasto supondría una seria disminución de los beneficios en muchas compañías. Pero la fórmula está cayendo en desuso porque el desplome de los mercados hace que cada vez más directivos prefieran recibir dinero en metálico.
Edmund Hodgeon asegura que es factible que EE UU decida ahora contabilizar las opciones como gasto, 'por cuestiones de transparencia y de convergencia con las IAS (normas contables internacionales), que es algo sobre lo que se está avanzando cada vez más'.
La mayor parte de los expertos europeos defienden este sistema de contabilización. Esther Hidalgo, abogada del bufete Baker &Mckenzie, opina que las opciones implican unas expectativas de gasto futuro 'que tienen que reflejarse contablemente en los beneficios'. Y, 'desde el punto de vista contable, el criterio de prudencia es fundamental'.
Dentro de Europa, las normas IAS también generan polémica. Ayer mismo, la Asociación de Auditores Certificadores de Cuentas (ACCA) acudió a Bruselas para pedir que no extienda los estándares IAS a las empresas no cotizadas en Bolsa porque 'supondrían una dura carga'.