Las grandes aseguradoras europeas creen que éste será el peor año de su historia
Este año no va a ser más fácil que 2002'. Con esta contundencia explicó la pasada semana en Davos el responsable financiero de Allianz, Paul Achleitner, el panorama con que trabaja la mayor compañía aseguradora del continente. 'Lo único que podemos hacer es tener esperanza', sentenció.
Esta declaración ya venía precedida por las del Jonathan Bloomer, consejero delegado de la segunda entidad del Reino Unido, Prudential. El directivo ha asegurado que espera 'condiciones de mercado duras' para 2003.
Y eso que 2002 ya ha pasado a la historia del sector en Europa como uno de los peores desde la Segunda guerra Mundial. Sobre los maltratados títulos y balances de las aseguradoras han caído como una losa la sucesión de catástrofes en los últimos años (atentados terroristas, inundaciones en Centroeuropa o enfermedades relacionadas con el asbestos que se usa en la construcción); y, sobre todo, por las continuas caídas bursátiles que se han sucedido desde marzo de 2000.
Este descenso de los mercados ha obligado a las entidades a dotar provisiones cada vez mayores para cubrir la pérdida de valor de sus inversiones en renta variable, que en algunos casos llegaba casi a la mitad de la cartera total. La depreciación ha impulsado la caída de las plusvalías latentes, lo que a su vez ha provocado un deterioro de las ratios de solvencia.
Esta erosión de los balances ha obligado a las entidades a acudir a los mercados para financiarse. Y no sólo con la venta de participaciones bursátiles (por supuesto por debajo de su valor de compra). Zurich Financial, Aegon y Swiss Life han realizado respectivas ampliaciones de capital a mitad de precio para asegurarse la entera suscripción. Y lo lograron.
Allianz ha decidido proceder a la venta de activos para financiar su alta deuda, con lo que evita ampliaciones que penalicen su capitalización. La compañía emitió 5.500 millones de euros en bonos en 2002, y los mercados cuentan con que este año sustituya los 1.800 millones que vencen este ejercicio. Un movimiento que diversos analistas juzgan erróneo 'vista su inmensa deuda'. 'La compañía debería buscar otras formas más permanentes para financiarse', aseguraron ayer fuentes del mercado español. El gigante teutón se dejó 2.500 millones en pérdidas en el trimestre y 970 en los primeros nueve meses de 2002. Sus rivales en el Reino Unido británicas pueden ser las siguientes en acudir a los mercados, según se especula en la City.
Escasa flexibilidad
Esta situación de continuas caídas y pérdidas ha convertido al asegurador en un sector de 'escasa flexibilidad financiera', según la agencia de calificación Standard & Poor's, después de haber sido una industria 'históricamente sobrecapitalizada'.
Por si el panorama no fuese suficientemente sombrío, a la situación se le ha unido la perspectiva de una guerra en Oriente Próximo y la posibilidad de que, a consecuencia de esta conflagración, se reproduzcan atentados terroristas. 'La perspectiva de una guerra está condicionando nuestras políticas de inversión', confirmó Achleitner.
Esta suma de condicionantes adversos ha hecho que cunda el miedo entre los inversores. El sector es ya el segundo que más ha caído en 2003, con un descenso del 12,9%. Una caída aún distante de la depreciación del 51,2% que sufrieron las aseguradoras europeas en 2002. Ayer, el sector se depreció el 5,8%.
Las entidades financieras han acelerado las medidas para paliar la situación. 'Este año ha de estar centrado en el recorte de costes', advirtió James Schiro, presidente de Zurich Financial. La entidad, inmersa en un periodo 'difícil y frágil', según su presidente, perdió 2.070 millones hasta junio (último dato disponible) y ha anunciado que prescindirá de 4.500 empleados. Swiss Life despedirá a 1.500 más. En conjunto, el sector en Suiza va a recortar en un 4% su masa laboral, los primeros despidos desde 1945.
La pasada semana, la italiana Generali anunció 2.800 despidos (el 5% de su plantilla) tras perder 370 millones en 2002, sus primeros números rojos desde 1970.
S&P, en cualquier caso, cree que la peor parte se la van a llevar las aseguradoras del ramo de vida. 'Las tendencias de calificación de estas entidades es largamente negativa', asegura la agencia en un reciente informe. 'La evolución de sus calificaciones', prosigue, 'dependerá de la flexibilidad para lograr capital'. Por ello, concluye la agencia, el ramo deberá concentrarse en productos que requieran menos recursos propios y en gestionar mejor su capital. Algo parecido se recomienda para el ramo de no vida, que se ha beneficiado por la subida de primas. En este caso, será determinante 'un control férreo sobre la gestión operativa', es decir, hace falta más recorte de gastos. El reaseguro se ha beneficiado también del incremento de primas, aunque aún no se han 'superado los efectos del 11-S'. Munich Re, la mayor reaseguradora del mundo, espera que las primas crezcan el 10% este año.