Los exportadores sacrifican beneficios para mantener las ventas
La recesión del comercio internacional en 2002 ha obligado a las empresas exportadoras españolas a moderar sus precios y a reducir los márgenes con los que operan en el exterior. Esta contención de precios, junto a la caída de la demanda en la UE y el repunte inflacionista, explica el mayor deterioro de las ventas españolas frente a las de otros competidores comunitarios.
Al margen del impacto de la recesión económica mundial en el comercio, general para todos los países desarrollados, los analistas y las empresas exportadoras españolas coinciden en señalar que en el caso español sus efectos se están viendo agravados por una moderación en los precios y los márgenes, la excesiva concentración geográfica de nuestras ventas y las tensiones inflacionistas.
Tres factores que explican la caída del 4% en las exportaciones españolas hasta octubre que reflejan los últimos datos de la oficina de estadísticas comunitaria, Eurostat, y que sitúan a España como el país de la UE con mayor deterioro de sus ventas exteriores, junto a Francia.
Los datos que manejan los técnicos del Ministerio de Economía muestran, efectivamente, como la subida de los precios de exportación españoles en los 10 primeros meses de 2002 es de sólo un 0,6%, casi tres puntos por debajo del aumento de la inflación general, mientras que desde el sector empresarial el 67% de los exportadores declara que la evolución de las tarifas internacional en su sector ha permanecido estable o a la baja.
Esta moderación de los precios está afectando especialmente a los sectores de bienes de equipo, alimentación y bienes de consumo, y está obligando a las empresas a recortar sus márgenes de beneficio comercial.
En concreto, los últimos datos de la encuesta de coyuntura de la exportación de la Secretaría de Estado de Comercio reflejan que el 68% de las empresas exportadoras afirman haber mantenido o reducido su margen comercial en exportación, frente a sólo el 10% que admiten haber mejorado el beneficio.
Respecto al problema de la concentración geográfica, debilidad tradicional de nuestra exportación, deriva del fuerte protagonismo de la UE como destino de los productos españoles. Los mercados comunitarios aportan el 71% de los ingresos por ventas exteriores y especialmente Francia y Alemania, que suponen en conjunto el 30% del total.
La caída de la demanda en estos dos mercados esenciales está afectando de forma generalizada a todos los sectores exportadores españoles, y en especial a los de automóvil, bienes de equipo y bienes de consumo.
Este patrón exportador excesivamente concentrado explica también el contraste entre la evolución de la exportación española y la de otros países europeos como Alemania, con un patrón más diversificado y fuerte presencia en EE UU y Asia.
A pesar de todo, determinados sectores, como el textil y confección, apuntan ya a una reactivación de los mercados europeos y el presidente de la patronal, Joan Canals, confirma que 'el consumo ha dejado de caer a partir de septiembre' y ésta es la señal más clara de que se inicia una recuperación.
Los efectos de la pérdida de competitividad por el aumento del diferencial de inflación con nuestros competidores son, en opinión de los exportadores, 'menos inmediatos pero más dañinos en el medio y largo plazo. Y aunque el perfil de la exportación española empieza a centrar sus factores competitivos en calidad, diseño, imagen y servicio, más que en el precio, no se puede obviar que, como señala el presidente de la Federación de Industrias del Calzado, Rafael Calvo, 'el mantenimiento de estos diferenciales de inflación dificultará el mantenimiento de las ventas en los mercados tradicionales y la apertura de otros nuevos'.
En el caso de la importación, la caída que refleja Eurostat para España es consecuencia, casi exclusivamente, del menor coste de la factura energética por el descenso de precios del petróleo.