Rusia y China se unen a Francia y Alemania en el intento de evitar la guerra
Rusia y China se pronunciaron ayer a favor de una solución diplomática sobre la crisis iraquí. El ministro ruso de Exteriores, Igor Ivanov, afirmó ayer que 'aún no hay razones que justifiquen una guerra en Irak'. En Pekín, el Ministerio de Asuntos Exteriores declaró que la posición de China es 'extremadamente próxima a la de Francia', contraria a la guerra.
Como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Francia, Rusia y China tienen derecho de veto sobre cualquier resolución, incluida la de una guerra en Irak. EE UU y Reino Unido son los otros dos socios permanentes.
La división se acelera en la coalición internacional. Alemania anunció ayer que usará su presidencia temporal del Consejo de Seguridad, febrero, para solicitar a los inspectores de la ONU un segundo informe, tras el que se presentará el próximo lunes.
Sin embargo, la Casa Blanca restó importancia al aluvión de críticas. El portavoz presidencial, Ari Fleischer, se mostró ayer 'convencido' de que 'Europa atenderá a la llamada de EE UU'. El secretario de Estado, Colin Powell, expresó su deseo de que la situación se resuelva 'pacíficamente', pero afirmó que 'EE UU no irá solo. Muchas naciones han expresado ya su voluntad de participar en una coalición que, estoy seguro, será muy fuerte'. Sobre la necesidad de una segunda resolución, Powell cree que 'esa es una cuestión abierta'.
Mientras, el barril de brent, el indicador europeo, cotizó ayer a la baja y se situó en los 30 dólares.
El Gobierno saudí expresó su voluntad de llegar a un acuerdo en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para aumentar la producción en las próximas semanas si el precio sigue elevado. Una iniciativa defendida ayer por Indonesia, pero que aún no ha encontrado el respaldo del resto de socios, que prefieren esperar a ver los efectos del aumento de 1,5 millones de barriles diarios que entrará en vigor el 1 de febrero.
Apoyo español
La ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, admitió ayer en el Congreso que el Gobierno ya ha comprometido con EE UU su apoyo en caso de un conflicto bélico en Irak, a través de varios encuentros con la Administración estadounidense que arrancan de la entrevista que José María Aznar mantuvo con su homólogo estadounidense George Bush en diciembre. 'En caso de que la intervención militar sea inevitable', aseguró la ministra, 'el Gobierno asumirá sus compromisos con la legalidad internacional y no rehuirá su responsabilidad'.
Palacio añadió que la cooperación comprometida alcanza también al uso de las bases militares. No descartó, además, que esta ayuda se produzca en el supuesto de que la guerra se inicie sin la cobertura de una nueva resolución de la ONU, una condición que todos los grupos de la oposición consideraron necesaria para articular la participación de España.
La ministra reconoció que se han abordado con la Casa Blanca todos los escenarios, incluido el despliegue de tropas. No obstante evitó confirmar o desmentir la eventual participación de las Fuerzas Armadas españolas.