Un asunto de prudencia
Como es sabido, la inversión RSC o inversión socialmente responsable es aquella que también incorpora parámetros de responsabilidad social corporativa (RSC) a la construcción de carteras de renta variable. Tradicionalmente, la inversión RSC era entendida como un alegato social; algunos grupos de inversores rechazaban invertir en aquellas actividades que, consideraban, dañaban el tejido moral de la sociedad. No obstante, entre los inversores institucionales viene extendiéndose en los últimos tiempos la percepción de que las prácticas RSC constituyen un buen indicador de la calidad de la gestión y gobierno de una determinada compañía.
Así, entre las gestoras de fondos toma cuerpo, según un estudio realizado por Deloitte Consulting, la impresión de que existe una correlación positiva entre RSC y resultados financieros; de hecho, estos mismos gestores consideran que la responsabilidad social corporativa se convertirá en parte crucial del proceso de toma de decisiones de inversión en un periodo máximo de tres años.
Este convencimiento se pone también de manifiesto en las políticas de inversión adoptadas por algunos de los mayores inversores institucionales del mundo, como algunos fondos de pensiones británicos y norteamericanos. A este respecto, el mayor fondo de pensiones británico, Hermes Telecom, razona que una compañía gestionada en el interés de sus accionistas debe formalizar sus políticas de responsabilidad social corporativa e informar a los mercados sobre los resultados de dichas políticas. Además, un número creciente de fondos de pensiones establece requisitos de información RSC con carácter previo a la compra de un determinado valor.
Otro ejemplo: en octubre de 2001, los socios de la asociación de aseguradoras británicas, propietarias de una buena parte de las acciones cotizadas en Londres, anunciaron su intención de exigir a las compañías la divulgación de los riesgos de responsabilidad social corporativa a que están sujetas y las políticas implantadas para minimizarlos.
Visto lo anterior, no resulta extraño que una buena parte de las mayores compañías del mundo hayan formalizado, de acuerdo a global reporting initiative, sus políticas informativas de responsabilidad social corporativa; que las recomendaciones de los códigos de gobierno más avanzados, como el informe King de Suráfrica, recomienden la adopción de políticas de transparencia informativa de responsabilidad social corporativa o que en países avanzados se hayan implantado políticas públicas que promueven la emisión de información de RSC hacia los mercados.
Esta tendencia va poco a poco calando entre las empresas españolas; hace no mucho tiempo resultaba difícil encontrar gestores que entendieran la razón de ser de los cuestionarios y análisis de responsabilidad social corporativa. 'Cosa de ONG', decían.
Son pocas ahora las compañías españolas de prestigio que no tratan con mimo los análisis de RSC a que se ven sujetas.