Oxford English confirma el cierre de sus 18 centros en España
Opening abrió la brecha en septiembre, y su ahogo reflejó que el negocio de la enseñanza de lenguas extranjeras en España renquea. Ese mismo mes, la red catalana Brighton Idiomas presentó un expediente de quiebra. Ahora, Oxford English, con más de una quincena de centros en Barcelona, Madrid y Valencia, ha anunciado que tendrá que echar el cierre ante "la negativa de la banca a aceptar el plan de viabilidad de la empresa", acogiéndose a la liquidación.
Ayer, los profesores del centro de enseñanza que Oxford tiene en el barrio de Sagrada Familia de Barcelona, que no cobran desde hace más de dos meses, no impartieron clase. Se limitaron a leer un comunicado de la empresa requiriendo un crédito desesperado, que confiaba obtener para poder seguir adelante con los cursos.
Quiebra el modelo
La empresa achaca su crisis al la del "modelo de las clases de inglés basado en la financiación", es decir, el sistema de pago anticipado a través de financiación bancaria, alejado del tradicional sistema de pago mensual. El origen, según el comunicado hecho público hoy, está en el fracaso, el año pasado, y posterior cierre de Fonedest English, su agente comercial en Madrid. Generó una deuda incobrable de 1,5 millones y empezó a asfixiar a la matriz.
La semana pasada la dirección de Oxford estuvo negociando con Financia, la financiera del BBVA, un crédito de cerca de 1,38 millones. De ella dependía la línea de financiación adicional condicionada a que se otorgora el préstamo del BBVA del Institut Catalá de Finances (ICF), dependiente de la Generalitat, de otros 1,20 millones, con lo que se alcanzaría las cifra de 2,6 millones.
Oxford English tiene nueve centros a Barcelona, cinco en Madrid y uno Valencia, y cuenta con 80 trabajadores en Barcelona, 3 en Valencia y cerca de una docena en la capital de España. La dirección ha optado por sumar el importe de los créditos contraídos por los alumnos al pasivo de la liquidación ya que, a su entender, "los contratos de crédito al consumo están ligados a la prestación de servicios" y por tanto "deben considerarse más como una financiación de la empresa que un crédito al consumo".
La academia había encaminado su actividad a que los estudiantes obtuvieran los títulos de inglés de la prestigiosa universidad de Oxford, que precisa una formación más larga y más cara de lo habitual.