BT sueña con la tecnología ubicua
Ordenadores a 20 euros, software que evoluciona por sí solo, comunicaciones gratuitas. æpermil;stos son algunos de los conceptos que estudian los futurólogos de BT
Futurólogo. Puede sonar a chiste, pero éste es cargo de Ian Pearson, tal y como aparece en su tarjeta de presentación. Nada tiene que ver, sin embargo, con el mundo de los adivinos. Aunque para bromear aparezca fotografiado con bolas de cristal, Pearson trabaja para el gigante de las telecomunicaciones británico BT al frente de un equipo de 25 personas, que se dedica a predecir el futuro de la tecnología, tomando como punto de partida su estado actual y su evolución. Este licenciado en Física Teórica y Matemáticas Aplicadas habla con desparpajo de software inspirado en la naturaleza capaz de evolucionar y de programarse a si mismo, de redes simbióticas generadas por los propios terminales móviles en distancias cortas, que harán las comunicaciones prácticamente gratuitas y de la posibilidad de construir un ordenador para los países del Tercer Mundo por menos de 20 dólares, gracias al abaratamiento de los componentes. El escepticismo que puede generarse ante estas ideas no le afecta. 'Es algo a lo que estoy acostumbrado. Hace diez años propuse a BT un servicio de mensajes de texto, pero no interesó, se reían de mi y decían 'no seas idiota la gente quiere teléfonos para hablar, no para escribir'. Ahora, añade, es uno de los más importantes servicios de telecomunicaciones.
Ian Pearson trabaja para la división BT Exact, dedicada a la I+D en disciplinas que incluyen móvil multimedia, sistemas inteligentes, seguridad y comercio electrónico y que tiene su sede en los laboratorios de Adastral Park, enclavados en Ipswich, en medio de la verde campiña inglesa. Aquí, cuando no está viajando en su faceta de consultor de futurología para BT y otras firmas, Pearson y su equipo investigan y lanzan nuevas ideas y conceptos de lo que será la informática y las comunicaciones del futuro.
A diferencia de sus colegas en Adastral Park, más centrados en la investigación aplicada, los futurólogos de BT pueden dedicarse a contemplar un horizonte mucho más amplio y lejano, donde la tecnología impregnará todos los aspectos de la vida cotidiana y estará integrada de forma más íntima en la vida de la gente, gracias a la miniaturización de componentes como los chips que podrán instalarse en cualquier lado incluido el propio cuerpo, con incontables funciones. Aparte de las consabidas aplicaciones médicas, como la medición constante de niveles de insulina en diabéticos, Pearson y su equipo estudian las posibilidades que podría tener la instalación de chips minúsculos dentro de la piel, para establecer una conexión entre el sistema nervioso y ordenadores en aplicaciones de realidad virtual. 'Esto sería un gran avance en las comunicaciones, no sólo se podrá ver a la persona con la que se está hablando, sino también sentirla'.
El fin del modelo Microsoft
En este proyecto, llamado Active Skin (piel activa), BT está trabajando en colaboración con el Massachusetts Institute Technology (MIT). 'Nos interesa estar en la vanguardia porque algún día BT ofrecerá servicios de comunicación dirigidos a estas aplicaciones. Podremos mejorar la vida de la gente y convertir las telecomunicaciones en algo mucho más cercano', señala Pearson. 'No es que BT vaya a convertirse en una compañía de chips o de software, pero si queremos lograr avances, tenemos que trabajar juntos y compartir ideas con otros organismos y empresas, que tal vez en un futuro serán las encargadas de fabricar los nuevos dispositivos'.
Active Skin forma parte de un programa más general denominado Ultra Simple Computing, cuyo objetivo es hacer de la informática un proceso más sencillo de lo que es en la actualidad. El software de Microsoft, por ejemplo, dice Pearson, se caracteriza por que es muy pesado y nada elegante, con gigantescas cantidades de líneas de código que generan muchos problemas. 'Por ello nos propusimos volver a la base y olvidar lo que se ha hecho en los últimos 20 años. Estamos revisando los viejos principios de proceso y comunicación y tomando inspiración en la naturaleza, en organizaciones primarias, que con pocas neuronas pueden hacer un trabajo muy eficiente, como es el caso de las colonias de hormigas, que tienen un mundo muy bien organizado y hacen cosas muy inteligentes usando algoritmos extremadamente simples'.
BT y el MIT han probado estos algoritmos en gestión de redes y, según Pearson, con sólo un centenar de líneas de código se pueden resolver problemas de seguridad que con algoritmos convencionales suponen millones de líneas de código y un tiempo de reacción mucho más lento. 'Lo que demuestra que un software más sencillo puede batir en eficacia y velocidad al modelo ahora impuesto por Microsoft'.
Pero, aclara 'en Microsoft no son tontos por algo son los primeros en su negocio y están investigando también tendencias de este tipo y si al final tienen que hacer un software más distribuido y menos centralizado, lo harán'.
En el futuro que pinta Ian Pearson, la industria del PC también tendrá que hacer un gran esfuerzo en reinventarse. Según el futurólogo de BT, el creciente abaratamiento de los componentes electrónicos hará posible, en una fecha tan cercana como el 2005, fabricar un ordenador básico, con un buen terminal, un procesador de gran velocidad, conexión inalámbrica a Internet y alimentación por energía solar a un precio inferior de 20 dólares. 'Con una inversión de 40.000 millones de euros, se podría dar un ordenador a cada una de las personas que habitan en los países en vías de desarrollo, que tendrían acceso a los mejores recursos de educación, gracias a la Red. Todo ello por una cantidad inferior a lo que costó la invasión de Afganistán', subraya.
Para Pearson el cada vez más fácil acceso la tecnología hará posible que el desarrollo de los países pobres sea mucho más rápido, lo que acortará las distancias con el Primer Mundo.
Futurología, una profesión en alza en 'telecos'
Los gigantes de telecomunicaciones como BT no tendrán mucha cabida en el panorama previsto por Ian Pearson, en el que las comunicaciones serán prácticamente gratuitas. 'Nosotros no vendemos llamadas de teléfono, sino servicios de comunicaciones y ahí es donde tendremos que ser creativos para sobrevivir', dice el futurólogo. Pearson, que antes de BT trabajó en la industria de defensa, desarrollando sistemas para misiles de corto alcance, dice que muchas otras firmas de sectores como telecomunicaciones o energía emplean futurólogos en sus filas. Orange, la compañía de telefonía móvil de France Télécom, tiene un importante proyecto en este campo llamado Imaginarium, con un numeroso grupo de gente dedicada a imaginar lo que serán los servicios del futuro. Los futurólogos de BT colaboran con el MIT en diversos proyectos. Uno de los más sorprendentes intenta construir estructuras electrónicas parecidas al cerebro humano en las que sensaciones, proceso y almacenamiento de datos estarán conectados y trabajarán juntos a nivel básico, lo que, según Pearson, permitirá en el futuro acercarse a lo que se denomina informática consciente. 'Hay aspectos en la tecnología que son predecibles, con métricas establecidas, como la Ley de Moore, que ha sido una buena guía en la predicción del aumento de la potencia de los procesadores. Y con ese tipo de información, hoy se puede prever, por ejemplo, la capacidad que tendrán los ordenadores para diseñarse a sí mismos', dice el futurólogo. BT destina una inversión de 565 millones de euros en I+D en campos como la seguridad en las redes -con un especial énfasis en las redes inalámbricas y en el acceso remoto-, móvil multimedia, sistemas inteligentes, comercio electrónico y banda ancha, uno de los negocios estratégicos de la compañía en este momento, en su objetivo de conseguir cinco millones de clientes en este ámbito en 2006.