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Observatorio en la Red
Columna
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Corea, el país de la banda ancha

Corea del Sur ha alcanzado la más alta penetración de banda ancha del mundo. Más del 66% de los hogares (más de 10 millones) tienen conectividad a banda ancha, lo que se ha conseguido sólo en cuatro años, desde julio del año 1998. La situación de Corea contrasta con la escasa penetración de la banda ancha en Europa y EE UU, derivada de una sobrerregulación y una baja inversión.

La banda ancha en Corea ha potenciado el consumo de minutos de Internet, que se ha elevado a 1.340, más del doble que en EE UU y cuatro veces la media de uso de los europeos.

Este rápido despliegue en el país asiático se ha visto apoyado por la gran concentración de su población en núcleos urbanos y en edificios de alta densidad. Pero ha sido fundamentalmente el Gobierno coreano el que ha llevado la conducción de este despliegue, sobre todo tras las dificultades de la economía coreana en el terreno industrial y financiero en la mitad de la década de los noventa. El Ejecutivo ha tratado de superar la crisis apoyándose, en parte, en la llamada economía del conocimiento. El Gobierno ha sido el catalizador; con unas inversiones públicas relativamente pequeñas ha sido capaz de dinamizar tanto la oferta como la demanda.

Los hitos más importantes de la banda ancha en Corea se inician en el año 1995 con la política de 'un PC para cada uno', y el desarrollo del Plan Corea Información e Infraestructura KII, que tomaba en cuenta la dimensión de las necesidades financieras del proyecto y la necesidad de reducir el riesgo para que las operadoras pudieran asumir las impresionantes inversiones que se precisaban.

Pero, lo más importante, y que constituye un signo distintivo respecto a otras políticas de telecomunicaciones, es que ha potenciado decisivamente la demanda, especialmente la ligada a decisiones administrativas (educación primaria y secundaria, formación, relaciones con la Administración pública y otras).

Las políticas se basan en la no regulación del sector, lo cual no plantea grandes dificultades porque existen varias redes alternativas. La más importante es la del operador tradicional Korean Telecom KT, que controla el 49% del mercado y utiliza tecnología DSL, siendo sus principales competidores Hanaro Telecom, que controla el 26% y utiliza tanto DSL como cable, y Thrunet, con una cuota de mercado del 17% y tecnología de redes de cable. Hay además otras cinco operadoras con cuotas muy pequeñas, aunque algunas son bastante innovadoras.

El resultado es un sector muy desregulado comparado con el europeo, pero con una gran competencia, tan fuerte que el precio por el abono de banda ancha comenzó siendo de 30 dólares al mes y hoy ha bajado a 25 para velocidades de 2 Mbps, aunque se eleva a 33 dólares para velocidades de 8 Mbps.

La Administración potenció las inversiones suministrando 1.500 millones de dólares para incrementar la capacidad de las redes y facilitando préstamos a tipos subvencionados. Además, subvencionó la compra de ordenadores a las familias de rentas bajas. Y todo este conjunto de medidas, sin embargo, representa una cantidad muy pequeña del presupuesto coreano.

La enorme dimensión del mercado ha hecho que el coste por nuevo suscriptor haya bajado de 360 a 273 dólares, una reducción del 40% entre 2000 y 2002. Aun así, la inversión sobre ingresos de operadoras como Hanaro ha superado el 70%, reduciendo los beneficios a corto plazo. Estas inversiones se canalizaron en principio hacia la principal productora mundial de equipos de banda ancha ADSL, la europea Alcatel, para dar posteriormente más entrada a las firmas coreanas Samsung, Hyundai y LG.

La política de telecomunicaciones coreana ha potenciando el uso de las aplicaciones de banda ancha. Las operadoras, aun con dificultades en los primeros momentos, están aumentando sus ingresos y beneficios. Y, además, está creando una base industrial en equipos y contenidos. Todo conducido por un Gobierno que ha cumplido muy bien su papel de catalizador del proyecto.

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