El coste de la guerra
La última ronda de estimaciones de una potencial guerra con Irak ha despertado las sugerencias que bullían en septiembre. Entonces, Lawrence Lindsey, consejero nacional de economía del presidente Bush, calculó que la guerra costaría entre 100.000 y 200.000 millones de
dólares (...).
El debate es fútil porque la decisión de ir a la guerra depende de las consecuencias estratégicas y no de su precio (...). El juicio histórico sobre esos conflictos depende de si se aumenta la seguridad de la que a su vez depende la libertad y el progreso económico. Esta premisa es válida para la guerra en Irak. Si se piensa que Sadam Husein no supone una amenaza, sería una locura ir a la guerra, independientemente de su coste. Aun así, hay dos razones por las que el coste de la guerra es constructivo.
En primer lugar, da razones para encontrar aliados (...). En segundo lugar, debe
ayudar a centrar la atención en las muy abandonadas finanzas del país. Bush está fallando particularmente en este segundo punto. El presidente ha fallado al no proponer un impuesto para pagar el coste de la lucha contra el terrorismo e Irak. Al contrario, afirma que los impuestos necesitan más recortes, algo que el país no se puede permitir. Y lo hace a pesar de que el consenso de los expertos es que el presupuesto se precipitará a constantes déficit una vez que los hijos del baby boom comiencen a retirarse (...). Un presidente que cree en la prevención de problemas debe mostrar más valentía.
The Washington Post, Washington