Las telefónicas hacen frente común en la UE para conseguir cambios legales
Pocas veces la labor de presión sobre las instituciones comunitarias exige reuniones al máximo nivel. Pero la delicada situación que atraviesa el mercado de las telecomunicaciones animó ayer al presidente de Telefónica, César Alierta, y a sus homólogos de otros cuatro antiguos monopolios a trasladarse a Bruselas para defender en persona que la Comisión actúe urgentemente para rescatar al sector del marasmo bursátil que atraviesa desde el pinchazo de la burbuja tecnológica.
Los inversores, según Alierta y los representantes de British Telecom, Deutsche Telekom, France Télécom, y Telecom Italia, han perdido la confianza en el sector entre otras cosas porque sospechan que los reguladores están fomentando un modelo de negocio basado en la reventa de servicios. Este planteamiento de las autoridades permite la entrada de nuevos competidores con objetivos comerciales a corto plazo, pero está minando, según los antiguos monopolios, la inversión a largo plazo en infraestructuras.
Al encuentro, que algunos de los asistentes definen como 'corto, preciso, franco, y muy profesional', asistió el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, y representantes de los departamentos comunitarios de Competencia y de Sociedad de la Información. Fuentes de la Comisión Europea aseguran que su presencia 'sólo fue para escuchar las opiniones del sector'.
El sector, que llegó acompañado por los fabricantes de equipos de telecomunicaciones Alcatel, Nokia, Ericsson y Siemens, traía además de opiniones un largo memorial de ruegos y exigencias.
Por lo pronto, Bruselas debe explicar a los reguladores nacionales, 'sin ambigüedades', que su intervención en el mercado debe ser la mínima imprescindible. Y debe convencerles de que aceleren la eliminación de las tarifas reguladas en los servicios al cliente final y limiten las obligaciones de venta al por mayor a otros competidores.
La telefonía móvil también ocupó parte del encuentro, según el resumen del mismo elaborado por las compañías. En este tramo de negocio, piden a las autoridades de competencia, nacionales y comunitarias que acepten el inevitable proceso de consolidación del sector. Los presidentes de cinco de las mayores telefónicas de Europa exigen libertad 'para intercambiar activos, clientes, antenas y espectro'. Piden, además, que las autoridades reconozcan que el retraso en el despliegue de la telefonía móvil de tercera generación ha convertido las condiciones de las licencias para ese servicio 'en indebidamente rigurosas y nada realistas'.
'Los presidentes de las compañías sienten que los reguladores nacionales a veces ignoran el marco legal europeo y que las autoridades comunitarias de Competencia no siempre entienden el sector', indica uno de los ocho parlamentarios europeos que asistieron a la cita.
El sector recordó a los políticos europeos que 'las telecomunicaciones suponen una contribución clave a la economía europea'. El desarrollo de los servicios de banda ancha puede añadir 70.000 millones de euros anuales al PIB europeo, según los cálculos presentados en el encuentro por la industria.
Para cosechar ese beneficio, sin embargo, recuerdan que el sector público debe convertirse en la fuerza motriz de la demanda de servicios de banda ancha. 'La Comisión debe animar a los Estados miembros a gastar 1.000 millones de euros anuales para estimular esa demanda', reclaman las operadoras.